UN SUICIDIO ANUNCIADO
Como plantea Javier González Rovira, “si hay un suicidio que represente cabalmente el espíritu romántico, ése es el de Mariano José de Larra (1809-1837). Con el gesto de dispararse un pistoletazo ante el espejo se cerraba una corta y fecunda vida que, en buena medida, resume la tragedia intelectual española de las primeras décadas del siglo XIX y por tanto, de nuestro particular Romanticismo” (LARRA, Mariano José de: Vuelva usted mañana y otros artículos. Madrid: Diario El País, 2005, p.9. ISBN: 84-9815-043- 4).
El suicidio de Larra constituyó el punto final a una vida marcada por las ambiciones literarias, políticas y amorosas. La muerte de Larra tuvo lugar después de que su amante, Dolores Armijo, le comunicara su decisión de romper definitivamente sus relaciones. Dicha muerte supuso un trágico final que reprodujo, en la vida real, el destino de los amantes románticos, ya que como días antes había publicado el propio Larra en una de sus reseñas (concretamente en la que opinaba sobre el estreno de la obra de teatro Los amantes de Teruel, de J. E. de Hartzenbusch) “el amor mata (aunque no mate a todo el mundo) como matan la ambición y la envidia” (LARRA, Mariano José de: Vuelva usted mañana y otros artículos. Madrid: Diario El País, 2005, p.14. ISBN: 84-9815-043-4).
Un homenaje a Mariano José de LarraINICIO a>
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