Recorres los distintos departamentos repartidos por los
pisos de la facultad hasta que llegas al de Filología Hispánica. Ves a
una mujer de espaldas a ti andando muy deprisa hacia un pasillo. Sin
pensártelo dos veces llamas su atención y al girarse descubres que es
Mercedes, la profesora que te dio la asignatura de Lengua Española
Escrita en primero. Sigue tal y como la recuerdas: bien arreglada y con un tono de
voz cordial que no deja escapar ni un solo fallo lingüístico.
--Hola. Me acuerdo de ti. ¿Qué tal van los estudios?
¿Puedo ayudarte en algo?
Piensas que la contestación que le des debería ser
aprobada, palabra por palabra, por la Real Academia Española.
|