El Síndrome de Asperger no es considerado como una enfermedad, pues no se sabe la causa de lo que lo provoca – no tiene cura-. Se distingue como un subtipo del Trastorno Autista en el que hay factores genéticos implicados. Se trata de personas con capacidades cognitivas intactas, y por ello, pueden presentar un coeficiente intelectual superior al promedio, además de una memoria excepcional. Las dificultades que presentan las encontraremos principalmente en el ámbito de la interacción social y la comunicación…

Presentan un conjunto de síntomas (intereses absorbentes, cierta torpeza motriz, rituales de comportamiento…) que van ligadas frecuentemente a otros trastornos como el TDA-H, superdotación intelectual, depresión, Trastorno Obsesivo-Compulsivo, o hipersensibilidad sensitiva. En la enseñanza de habilidades sociales con atención y terapias adecuadas, los niños con Síndrome de Asperger sí pueden estar escolarizados en centros ordinarios (también en específicos). Los más adultos pueden llegar a desenvolverse socialmente, desempeñando empleos, manteniendo amistades duraderas y relaciones de pareja.