Existe en la actualidad una gran aceptación científica que afirma que el clima global se verá alterado de manera significativa en el siglo XXI como resultado de un aumento en el uso de los recursos. La quema de combustibles fósiles y la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La acumulación de este gas, junto con el aumento de concentraciones de gases de tipo invernadero (lo que se conococe como el fenómeno del Efecto Invernadero) tales como el metano, los óxidos nitrosos y los clorofluorocarbonos; atrapan una gran parte de radiación infrarroja terrestre, por lo que se espera que harán aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C. Esto podría, en los próximos 45 años, aumentar el nivel del mar lo suficiente como para inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos. También alteraría drásticamente la producción agricultural internacional y los sistemas de intercambio. El cambio climático también afectará y lo está haciendo ya, a la economía.
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