3. LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LOS DISMINUIDOS PSÍQUICOS

Los últimos estudios de la Asociación Americana sobre Deficientes Mentales (ANDM) han demostrado que la actividad física ejerce un poder recuperador en el desarrollo perceptivo-motor de los niños retardados. Resulta, pues, evidente conocer que un programa de actividades físico-deportivas debe ser necesario para su desarrollo.

Sabemos que el niño deficiente mental no es tan distinto a los demás escolares como en otros tiempos se ha entendido. La persona que tenga a su cargo la educación y el desarrollo de deficientes deberán realizar su programación educativa sin ningún tipo de diferencias sustanciales respecto a otro grupo de alumnos de los llamados “normales”. Quizá sean cuestión de estudio el método a seguir, los resultados obtenidos y que el programa se ajuste a las características físicas, mentales y ambientales del niño. Nunca puede causar graves trastornos el hecho de una, a veces, pequeña diferencia en el cociente intelectual.

Para un adecuado programa de Educación Física es necesario:

  • Profesores especialistas en esta disciplina.
  • Que en las actividades se contemple como objetivo fundamental la recreación.
  • Medios suficientes para desarrollar los programas y actualización continua del profesorado

 

RECOMENDACIONES PARA LA PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES:

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    1. Las características del alumno deben marcar una clara referencia.
    2. Las actividades deben estar de acuerdo con las necesidades de todos los componentes del grupo.
    3. Los resultados son importantes, pero la intención también. No debemos fijar objetivos demasiado sencillos ni demasiado complicados. Hay que buscar el máximo rendimiento del alumno sin subestimar su capacidad.
    4. El profesor debe estar en permanente atención para que el niño no se distraiga.
    5. El juego debe ser un factor fundamental en cualquier tipo de enseñanza.
    6. El programa de ejercicios puede variar según las necesidades.