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Vals en una nave de piedra

Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Él para oírlo" (Lucas, 15). Tras la parábola del hijo pródigo se esconde el nuevo proyecto de Nacho Vegas y Xel Pereda en el que rinden homenaje al cancionero asturiano fusionándolo con el rock. Junto a ellos, Chus Naves (teclista), Luis Rodríguez (bajista) y Manuel Molina (batería) forman Lucas 15.

Como Pedro por su casa, tan cercanos al público como siempre, los músicos accedían a los camerinos pasando entre la gente minutos antes de dar comienzo al concierto. Un centenar de pecadores –jóvenes en su mayoría- se habían acercado a la sala El Loco el pasado sábado para escuchar la nueva propuesta musical del polifacético Vegas en un concierto íntimo.

Pasadas las diez de la noche, sonaba una típica canción asturiana y los miembros del grupo aparecían en escena. Nacho tardaba en salir, puesto que se acicalaba junto a la puerta. Salir moces a bailar era el tema escogido para dar comienzo a una actuación en la que el grupo –de nueva formación- mostró la química que hay entre ellos.

Aunque se trata de letras escritas hace siglos, todas ellas se adaptan muy bien al estilo melancólico que caracteriza a Vegas. Pese a su timidez –suele cantar encogido y con los ojos cerrados- la figura del cantante asturiano se hace enorme sobre el escenario, tiene algo que hechiza al público y le impide escapar de sus letras y sus melodías. Su presencia fascinó a sus seguidores, que le escuchaban embelesados y cantaban en silencio para poder apreciar la voz susurrante de su ídolo.

El grupo demostró el buen rollo que hay entre ellos a través de guiños y sonrisas que se sucedieron durante todo el concierto. Tocaron varios temas antes de que Xel Pereda –la otra alma del grupo- se dirigiera a su público con un escueto "gracias por venir, qué cutre decir eso". Seguidamente, Nacho y Luis abandonaban el escenario y Xel cantaba un nuevo tema que dijo haber compuesto el día anterior.

Una de las mejores interpretaciones de la noche fue Sacauntos de Allariz, un tema muy rockero que cuenta la historia de un asesino en serie en el que Vegas mostró los diferentes matices de su voz. Le siguió Nel campu nacen flores –con el que se desataron risas en el escenario que hicieron pensar que a Nacho se le había olvidado la letra- y Con tomillo y romero -una "añada" (nana) interpretada por Xel y Chus a solas en el escenario.

La banda se despedía, pero los seguidores insistían en una nueva canción. Luis Rodríguez salió en representación del resto para decirles que no tenían intención de volver al escenario. Pero los aplausos del público les ablandaron el corazón y regresaron, para despedirse con Sacauntos de Allariz, con Xel aporreando los instrumentos y Nacho lanzando el pie del micrófono al público y pidiendo perdón por darle a uno de los asistentes que se encontraba en primera fila.

Como en el texto bíblico, los publicanos y pecadores escucharon anonadados las enseñanzas del maestro.

Marilyn Borja

Trata de arrancarlo

Hijos pródigos



 
 
 
 
 
 
 
 
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