Ideado por Kohei Nawa, On Kawara y Lawrence Weiner, esta instalación estaba pensada como una transición hasta la última "El mar Sargaso". En ella, las obras de los japoneses Kohei Nawa y On Kawara se alternaban con la del estadounidense Lawrence Weiner. El visitante accedía por una escalera al piso superior. En este acceso se escuchaba una voz contando números sin parar, en lo que suponía la "lluvia de números". Esta instalación, fuertemente criticada tanto por los asistentes como por los expertos por su extrema sencillez y su transgresión de los cánones, supuso una decepción en el seno de los organizadores de la Bienal.
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