Miguel Crespo / Valencia
La Bienal del agua cerró sus puertas
al público el pasado 30 de noviembre tras nueve semanas y media de
exposiciones y espectáculos de arte moderno. Esta edición, la más
corta de las celebradas hasta la fecha, ha estado condicionada por
la ausencia de patrocinadores privados, lo que ha obligado a los
organizadores ha reducir drásticamente su presupuesto. Mientras la
edición de 2003, La Ciudad Ideal, contó con 14 millones de
euros de presupuesto, la edición de 2005, Agua, sin ti no soy, solamente ha tenido 2'7 millones. El recorte presupuestario
del certamen se ha traducido en un replanteamiento temporal y
espacial del certamen, que en esta ocasión ha concentrado sus actos
en el Convento del Carmen. Los organizadores plantearon la III
Bienal como una edición de transición de cara a la de 2007, que en principio
también iba a abordar la temática del agua y que coincidirá con la Copa
del América. A pesar de que Luigi Settembrini auguró que ésta iba a
ser “la mejor Bienal” el día de su inauguración, el certamen ha
perdido 60.000 espectadores en comparación con la pasada edición. El evento no ha conseguido cumplir el principal objetivo marcado por
las instituciones públicas valencianas: su consolidación.
La Bienal del agua se ha quedado en remojo.
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