"El Mar Sargaso" era la última de las instalaciones que componían la Bienal de 2005. Este proyecto contó con una importante aportación de artistas españoles como José Ramón Amondarain, Toño Barreiro, Sergio Belinchón y Mireya Masó; cuyas obras se unían a las de otros artistas internacionales como Sylvie Fleury o Carlo Gavazzeni. En "El Mar Sargaso" se podían contemplar obras que variaban desde videocomposiciones hasta esculturas de los diferentes artistas, pasando por cuadros, fotografías, fotocomposiciones y juegos de luces.
En palabras del propio Luigi Settembrini, director de la Bienal: "Un mar donde los vientos han cesado de soplar, podría ser una zona de desesperanza para el navegante, pero podría ser asimismo un lugar de tranquilidad para el espectador. Un lugar donde las obras expuestas tratan con la representación de cualquiera de las aguas, casi en la gran e histórica tradición naval".
Sin duda las obras más aclamadas fueron las "Sirenas" de Julie Atlas Muz, videoproyecciones en las que dos sirenas nadaban en el fondo del mar.
En "Archipiélago" el visitante podía contemplar obras de muy diversa índole, llegando al extremo de obras inexistentes, de manera que figuraba sólo un título y una página web, la auténtica obra de arte. De esta manera se intentaba vincular al visitante con el mundo de la red, teniendo como hilo conductor la imagen del agua, tema central de la Bienal.
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