Virginia Woolf                          
  23 \ 03 \ 2003

Vida de novela

Descarnada y honesta, la literatura e historia de esta escritora inglesa de avanzada que irrumpió en el mundo literario a comienzos del siglo pasado, vuelven a la memoria colectiva con Las Horas, película que se inspiró en una de las más aclamadas obras de la Woolf, La señora Dalloway.

Hoy que huele a guerra en el mundo, la lectura de Tres Guineas se hace familiar y suena aterradoramente contemporánea. En el ensayo que Virginia Woolf escribió por encargo responde a tres peticiones: Una a favor de la paz, otra en pro de la educación y la última respecto del trabajo de la mujer. Su tono se lee moderno y demuestra un delicado sentido del humor.

Sin calzar, aparentemente, con el mito de la Woolf como una atormentada novelista inglesa, en este ensayo ironiza respecto a que le pregunten a ella cómo evitar la guerra, considerando que la sociedad inglesa de la época le daba escaso valor al pensamiento de la mujer. La autora de entreguerras, nacida en Londres en 1882, en plena y rigurosa sociedad victoriana, se autodefine en su ensayo como una mujer que no se cuadra con las “viriles cualidades” que requieren las hazañas bélicas como el patriotismo.

Irónica y resuelta, la Woolf pensaba y opinaba públicamente en momentos que la mujer tenía vedados ambos ámbitos. De ahí que su prosa suene hoy, cercana y moderna.

Incansable, en Una habitación propia, el libro que la catapultó a la fama, ella responde a otra propuesta. Le piden que dicte conferencias sobre la mujer y la novela. Para Woolf es simple, las mujeres sólo necesitan independencia económica y personal para escribir buenas novelas. Es decir, lo mismo que los hombres. Sólo que cuando ella lo dice, sólo han pasado nueve años desde que la mujer tiene derecho a voto, y muy pocas lo ejercen.



EL CÍRCULO DE VIRGINIA

 

Virginia Woolf creció en un ambiente intelectual estimulante en el que aprovechó las muchas lecturas disponibles y desarrolló su literatura, pese a que las mujeres entonces no tenían acceso a la educación como los hombres. Dada su experiencia, la igualdad de derechos para la mujer fue un tema trascendental, que cruzaría sutil o descaradamente todos sus escritos.

Hija de Sir Leslie Stephen, un erudito eminente, a su formación contribuyó en gran medida el ambiente familiar, frecuentado por personalidades artísticas, literarias y políticas.

Antes de los 30 años sufrió una crisis nerviosa por la que fue internada en una clínica siquiátrica, postergando la publicación de su primera novela. Al morir su padre, Virginia y su hermana Vanessa dejan Kensington, el elegante barrio en el que vivían, y se trasladan a Bloomsbury, más bohemio. Cortando metafórica y físicamente con sus ataduras conservadoras.

Su casa se convierte en un palpitante centro de la vida intelectual y artística londinense y el grupo de artistas e intelectuales formado alrededor de las hermanas Stephen será conocido como “el círculo de Bloomsbury”. La mayoría eran intelectuales de izquierda y entre ellos figuraba el polémico escritor antibelicista Lytton Strachey, E.M. Forster, T.S. Eliot, Katherine Mansfield; el economista Maynard Keynes, y la pintora Dora Carrington.

En el fondo, se trataba de un grupo de libre pensadores que no paraban de cuestionar los valores victorianos imperantes. De ahía que los asiduos a su casa en Bloomsbury fueran considerados más que polémicos. De más está decir que estaban lejos de comulgar con los dogmas de moda.

En contrapunto, también eran vistos como selectos miembros de un círculo que dictaba los cánones de la vida artística e intelectual londinense.

 

UN ESPOSO EDITOR

 

En 1912 Virginia se casó con el periodista político Leonard Woolf. Ambos fundaron la editorial Hogarth Press, conocida luego como Hogarth House. Además de las suyas, los Woolf publicaron las obras de T.S. Eliot y a Sigmund Freud en inglés, y presentaron a escritores, entonces desconocidos, como Katherine Mansfield, de cuyo talento Woolf tenía serias dudas. Y aunque sus aciertos fueron muchos, aún se les achaca el haber rechazado el Ulises, de James Joyce.

Fue Leonard quien se asumió la labor de preservar la obra de Virginia. En especial los textos de Diario de una escritora, un libro clave para entender su vocación literaria y el porqué es una escritora fundamental. En cientos de carillas, la escritora llevó su diario durante veintiséis años, desde 1915 hasta su muerte, que ocurrió en trágicas circunstancias.

Virginia Woolf sufría intensos episodios depresivos cada vez que terminaba una novela. Aterrada por la idea de volverse loca, por ciertos antecedentes genéticos que, según eella speculaba, la predisponían a la depresión, desapareció de su casa en Lewes, Sussex. Como explicación sólo dejó algunas líneas para sus seres queridos. Tres días después, la encontraron ahogada en el Río Ouse. Tenía 59 años.

Además de haberse convertido en una prestigiosa novelista en la estricta Inglaterra del 1900, Woolf se destacó en ámbitos como la crítica literaria y el periodismo, así como en el género epistolar, los ensayos y los diarios; en los cuales hace una evocación brillante y, en ocasiones, hasta sarcástica del mundo intelectual de la época. Se ríe del esnobismo de su círculo y de sí misma.

Tras sus primeras novelas (Viaje de ida, que se publicó en 1915 y Noche y día (1919); la autora quiso romper con las estructuras tradicionales y escribió El cuarto de Jacob (1922), un texto más introvertido y existencial. A ésta siguieron obras cada vez más ambiciosas como La señora Dalloway (1925), con la cual alcanzó la celebridad ( y que ya se ha llevado al cine antes); Al faro (1927), Orlando (1929), Las olas (1931) y Los años (1937). Póstumamente, se publicó Entre actos, en la que la autora vuelve a los desgarrados personajes de sus primeras obras. La suma de sus escritos la consagraron como una de las figuras más representativas de la literatura inglesa moderna. Sus artículos y ensayos críticos están, en parte, reunidos en dos volúmenes del Common Reader (1925-1932).

“Creo que Virginia Woolf fue una artista importante y que todos sus libros son importantes obras de arte” -escribe austeramente su marido en la introducción al Diario de una escritora-, “su diario demuestra, por lo menos, la extraordinaria energía, persistencia y concentración con que se entregaba al arte literario y la concienzuda y constante atención con que escribía y volvía a escribir una y otra vez sus obras”.

 

LAS HORAS

 

Fue una película la que revivió el mito de Virginia Woolf. Ya había pasado antes con el tangencial homenaje de Mike Nichols en ¿Quién le teme a Virginia Woolf?; y más estrechamente, por las adaptaciones de sus novelas Orlando (Sally Potter, 1992) y La señora Dalloway (Marleen Gorris, 1997).

Las Horas está precedida por la premiada novela homónima de Michael Cunningham (ganó los premios Pulitzer y PEN/Faulkner). Dirigida por Stephen Daldry (quien antes dirigió Billy Elliot) y protagonizada por Meryl Streep, Julianne Moore y Nicole Kidman, la historia gira en torno a la vida de la escritora inglesa y su novela La señora Dalloway, para muchos la obra maestra de Woolf. Las actrices representan a tres mujeres en diferentes épocas vinculadas por el sentimiento de un ahogo existencial que, en el caso de Virginia Woolf, es más que una metáfora. Julianne Moore es una dueña de casa en Los Angeles en la década de los ‘50 sostenida débilmente por la dulzura de su hijo y la lectura de La señora Dalloway. Meryl Streep interpreta a una contemporánea editora en Manhattan que se desvive por quienes ama. Su personaje Clarissa es seducido por la misma novela, mientras le prepara una fiesta a su amigo que está muriendo de sida. Todo pasa en un día en la vida de cada una de ellas.

A Nicole Kidman, la Woolf no le caló cuando fue lectura obligada de colegio, sin embargo, a pedido del director Daldry, hojeó nuevamente sus novelas y conectó de inmediato con la que, después de participar en esta película, considera una de las más grandes escritoras de la historia. Julianne Moore conocía Las horas y a su autora y lamentaba que un texto tan inteligente fuese imposible de llevar a la pantalla grande. Grata y doblemente sorprendida reaccionó cuando supo, no sólo que se habían atrevido a convertirla en película, sino que habían pensado en ella para el rol de Laura, una mujer tratando de encontrar su camino.

Por: Lourdes Andrés

Información sacada de: http://suscripciones.latercera.cl/medio/articulo/paraimpresion/0,0,38039818_90162750_153192060,00.html
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