LAS MIL CARAS DEL AUTISMO
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¿CÓMO PODEMOS EVALUAR EL PROGRESO (O NO) DE UNA PERSONA CON AUTISMO?


    Al hablar de la evaluación de niños con trastorno en el espectro autista debemos resaltar en primer lugar que no es una tarea fácil, puesto que se trata de un síndrome difícil de diagnosticar y en consecuencia de evaluar su evolución.


    Existen dos enfoques diferentes pero complementarios, a partir de los cuales se abordará la evaluación de esta enfermedad; estos son: la evaluación llevada a cabo por el profesor y la evaluación llevada a cabo por el equipo responsable de atender a la persona con autismo. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este último punto de vista es personal y que, por tanto, puede no convencer a otras personas. Por este motivo, se llevará a cabo una evaluación desde ambos puntos de vista.


    Los principios generales que deberá seguir el modelo de evaluación serán los siguientes:


- Utilizar unos instrumentos de evaluación adecuados.


- Establecer una normalización para poder determinar y posibilitar conductas que sean lo más culturalmente normativas posibles.


- Investigar y analizar las características del comportamiento individual en su interacción con el medio en el que se desenvuelve. Por tanto, la evaluación debe de ser de carácter ideográfico e interactivo.


- Describir de forma empírica las características del niño con autismo para que posteriormente se pueda llevar a cabo la intervención.


- Verificar posteriormente la evaluación para determinar la evolución de la persona y poder contrastar y revisar los resultados obtenidos.


- Adoptar un enfoque prescriptivo, que no sugiera únicamente la capacidad de hacer cosas que presenta una persona con autismo, sino también aquello que la mayoría de estas personas podrán hacer posteriormente.


- Tener carácter multiaxial, es decir, paralelo a la evaluación psicopedagógica debe tener en cuenta otros indicadores como si la persona presenta algún tipo de retraso mental, etc.


     La evaluación de la persona autista debe ser lo más completa y exhaustiva posible del comportamiento de su comportamiento, mediante una batería de conductas. Sin embargo, debe especificarse el contenido y la situación, siempre con la posibilidad de que la información recogida y las fuentes de información sean variadas.


    Por ello, se debe considerar la evaluación como una parte del proceso terapéutico que constituirá el comienzo de todo un programa educativo. Así pues, no solo debe tener en cuenta las características de la persona autista, sino también las del medio en el que se desenvuelve.



Evaluación de la persona con autismo


    En el siguiente apartado explicaremos tres tipos de análisis. Estos son:


1. El análisis normativo, en el que se utilizan estos procedimientos para evaluar las características representativas del desarrollo madurativo del individuo y determinar el nivel evolutivo de este. También es usado por el maestro al comparar el rendimiento de la persona autista con el resto del grupo.


2. El análisis con base de criterios y currículum, el cual permite conocer la situación del niño respecto al currículum establecido. Esto es posible de determinar a partir de una tarea establecida.


3. El análisis comparativo intrasujeto, en el que la comparación se hace en función de puntuaciones obtenidas por el mismo niño. En este caso, la evaluación cuantitativa se hace necesaria, ya que permite:


- Evaluar productos y rendimientos.


- Determinar el nivel actual de la persona con autismo y los progresos al realizar las tareas de forma autónoma.


    Sin embargo, esta evaluación cuantitativa no es suficiente por sí sola para dar una visión completa del niño y, por tanto, se debe complementar con una evaluación cualitativa.


    Esta evaluación cualitativa no presenta ningún método concreto de evaluación y, en consecuencia, esto crea problemas. Para poder llevarla a cabo es necesario el uso de la observación y el conocimiento del desarrollo de un niño normal y de la persona con autismo.


    La evaluación cualitativa permite conocer el nivel de desarrollo potencial, determinar el nivel de ayuda e identificar los procesos y estrategias utilizados por la persona al realizar una tarea.


    La evaluación no solo debe contener aquello que la persona autista esa capaz de hacer de forma individual, sino también aquellas tareas que realiza con ayuda. Además, debe tener en cuenta no solamente las características del niño, sino también las de su entorno (familia, escuela…). Para obtener más información sobre ello se recurrirá al análisis cualitativo como técnica importante de la observación.



Evaluación en el aula


    Cabe destacar que el educador o terapeuta no es el único responsable de la evaluación dentro del aula, ya que es necesaria también la participación de otros profesionales como el psicólogo, el orientador, etc. Lo ideal sería una evaluación en conjunto para la elaboración de una evaluación completa a partir de un cuadro con los trastornos funcionales, los problemas conductuales, y las capacidades de la persona con autismo.


    Sin embargo, esto no es posible en conjunto y, por ello, se debe recurrir a las anotaciones y observaciones que los profesionales realizan por separado, las cuales constituirán una base para un programa de enseñanza. La situación del docente en este caso es ventajosa por el tiempo que dedica al alumno autista, además de la formación profesional y la experiencia que le han proporcionado otros niños.


    La evaluación del profesor es continua y constante, procura conocer y comprender a las personas con autismo, esto permite una retroalimentación sobre el rendimiento del niño y el alcance de los objetivos propuestos. De este modo, la descripción realizada por el educador es más global y contextualizada.


    La evaluación del educador o terapeuta está compuesta por las siguientes fases:


1. Recoger y analizar la información mediante cuestionarios, entrevistas, etc.


2. Describir e identificar.


3. Hipotetizar (plantear preguntas).


4. Seleccionar y aplicar técnicas (análisis funcional, observación sistemática).


5. Elaborar resultados.


6. Tomar decisiones (intervenir o prevenir).



Evaluación por parte del equipo


    Este tipo de evaluación exige un seguimiento sistemático de la evolución de la persona autista, pero no se trata de un proceso continuo sino más bien puntual. Tiene un carácter más interpretativo, busca las causas y determina la forma de actuar de estas personas. La información que facilita sirve para decidir en qué fijarse y cómo utilizarla para la elaboración del programa de intervención.


    Esta evaluación requiere el uso de diferentes fuentes de información entre ellas: la observación tradicional, la entrevista, escalas de conducta (diagnóstica y descriptiva), etc.


    La evaluación del equipo sigue los siguientes pasos:


1. Recolección de datos.


2. Observación y aplicación de pruebas:

- Nivel intelectual.


- Desviación


- Desarrollo social.


- Desviación


- Comunicación y lenguaje.


- Invarianza ambiental.


3.Toma de decisiones:


- Clasificar.


- Predecir.


- Orientar.


    Así pues podemos considerar la evaluación como punto de partida de la intervención, puesto que una vez que la persona autista ha sido evaluada, es necesario realizar la intervención, con el fin de favorecer un desarrollo positivo de su conducta. Por tanto, se requiere la planificación y aplicación de una determinada intervención, que toma el nombre de "programa educativo". En este se especifican los objetivos generales a alcanzar de la persona con autismo, los métodos y las técnicas que se van a emplear para poder enseñar y cómo evaluar. El programa debe ser diseñado de forma individual y es responsabilidad del maestro.



Escalas e instrumentos de evaluación

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