El primer paso para comprender qué es la violencia, consiste en establecer una definición clara y precisa del término. Asimismo podemos establecer el concepto según el Centro Reina Sofía “toda acción u omisión intencional que pueda causar o cause un daño” (Sanmartín, 2004 y 2006). La violencia tiene, pues, dos componentes principales.
En el momento en que ambos aspectos se unen a una edad temprana, hablamos de violencia infanto-juvenil. Por tanto, la violencia juvenil comprende todos aquellos comportamientos violentos llevados a cabo por jóvenes. Hay que decir que no se establece una edad precisa hasta de cuando se considera “joven” a una persona. En este punto puede resultar de interés incorporar el término “menores infractores”, que hace referencia exclusivamente a aquéllos menores que tienen responsabilidad penal. En la legislación española este segmento corresponde a los menores entre 14 y 17 años.
TIPOS DE VIOLENCIA EJERCIDA POR MENORES
La violencia ejercida por menores encierra diversas modalidades, según el criterio que se utilice para clasificarla. En primer lugar puede llevarse a cabo en solitario o con compañía, por tanto, puede ser individual o grupal. Estos grupos o individuos pueden ser ocasional o esencialmente violentos dependiendo de la frecuencia de estos actos y su grado de implicación.
A continuación se profundiza en cada uno de ellos.
Es cualquier tipo de violencia que se da en la calle o en la comunidad. Comprende, al menos, las siguientes formas: violencia lúdica, violencia nacionalista, delincuencia común y tribus urbanas.
No responde ni a objetivos estratégicos (como las agresiones racistas, revolucionarias o nacionalistas) ni se relaciona con situaciones de marginalidad o desarraigo social. Este tipo de violencia surge como consecuencia del aburrimiento, hastío y falta de alicientes en la vida cotidiana. Suele consistir en actos vandálicos (por ejemplo, rotura de faros de un coche, quema de contenedores, etc.), aunque también puede alcanzar una mayor gravedad y dirigirse hacia personas (por ejemplo, la quema de una anciano desvalido o de un vagabundo) (Elzo, 2006)
Tiene una carga fundamentalmente étnica. Dentro de este tipo cabe incluir los casos de jóvenes que apoyan causas políticas, a través de acciones vandálicas (Sanmartín, 2006) Violencia antisocial o delincuencia común Se da en entornos de marginación excluyente o autoexcluyente, y es cometida por menores y/o jóvenes que socialmente inadaptados o desarraigados de las capas más desfavorecidas de la sociedad, la delincuencia, en estos casos, se convierte en un modo de vida.
Están formadas por grupos de jóvenes que se rigen por un conjunto de reglas específicas (diferenciadoras) que afectan a su imagen parcial o global. La relación de pertenencia al grupo que tienen estos individuos es intensa, globalizadota y aporta un sentido existencial
(Oriol, Pére y Tropea, 1997). Las agresiones se producen entre distintas bandas como producto de respuestas desproporcionadas a pequeños conflictos o provocaciones que ocurren en la calle y que suelen resolver con une estilo hiperdefensivo.
Es aquella que se comete en el ámbito de los espectáculos deportivos. Tiene su máxima expresión en los estadios de fútbol y alrededores. Smith (1976) realizó un análisis sobre la violencia recogida en páginas del Toronto Globe & Mail y reveló que el 80% de los disturbios ocurrían en el fútbol y el jockey.
Es cualquier acto u omisión intencional que ocasiona un daño, transgredí un derecho; con estas agresiones se busca el sometimiento y control de la víctima dentro del ámbito doméstico (Torres, 2004). La familia es un todo compuesto por partes o subsistemas, que se determinan entre sí. Es una organización por definición, dirigida hacia un estado, una meta (Minuchin, 1984). Los patrones conductuales de cada sujeto serán sostenidos y reforzados por el sistema (Watzlawick, 1981 y 1983). Dentro de la violencia familiar perpetrada por menores se pueden distinguir dos tipos principales: violencia de hijos a padre y violencia en las relaciones de pareja.
La violencia de hijos a padres es aquella donde aparecen conductas reiteradas de violencia física (agresiones, golpes, empujones, arrojar objetos), verbal (insultos repetidos, amenazas) o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos) dirigida a los padres. Un estudio que presentó Javier Elzo (2001) sobre los comportamientos problemáticos de los jóvenes escolarizados en Catalunya (12 a 18 años), manifestaba que el 2,6% de los jóvenes (199 escolares sobre los 7.416 encuestados) afirmaba “haber amenazado o agredido a su padre o su madre”.
La violencia en las relaciones de pareja se refiere al despliegue de agresiones intencionales físicas, psíquicas o sexuales que provocan o pueden provocar un daño al otro miembro de la relación (González, 2003). La violencia en parejas adolescentes se muestra variable en sus formas, puede incluir desde insultos, bofetones, puñetazos, empujones, coacciones y amenazas, hasta violaciones e incluso el uso de armas. Sin embargo, la finalidad siempre es la misma: el dominio y control de la pareja (Garrido, 2001).
Se entiende por violencia escolar la acción y omisión intencionada que ocurre en la escuela, alrededores o actividades extraescolares, y que daña o puede dañar a terceros. Los autores suelen ser personas implicadas en el contexto escolar (Serrano, 2006). Cuando la violencia escolar ocurre entre personas, tres son las modalidades principales: una es la violencia del profesor contra el alumno; la otra, la del alumno contra el profesor; y, finalmente, la violencia entre compañeros.
La mayoría de situaciones de violencia escolar son ocasionales. Habitualmente, los implicados son un agresor y una víctima diferentes. Sin embargo, a veces la frecuencia de las agresiones se vuelve reiterada y empieza a ocurrir entre un mismo agresor y una misma víctima, cuando esto ocurre estamos ante el llamado “acoso escolar”.
El acoso escolar o bullying, es una forma de violencia escolar que hace referencia a un comportamiento repetitivo de hostigamiento e intimidación, cuyas consecuencias suelen ser el aislamiento y la exclusión social de la víctima (Serrano, 2006). La víctima se siente intimidada, las agresiones van en mayor intensidad, empiezan a producirse en privado, y siempre entre el mismo agresor o agresores y la misma víctima. De esta manera, se convierte en una especie de tortura que se da siempre en un marco de desequilibrio de poder entre agresor y víctima.
La violencia escolar, ya sea ocasional o reiterada (como el acoso escolar), puede adoptar varias formas: maltrato físico, psicológico, abuso sexual, maltrato económico o vandalismo. Requiere especial mención, dentro de la violencia psicológica, el cyberbullying, que hace referencia al uso de las nuevas tecnologías –móvil, Internet, etc- con el objeto de ridiculizar, desprestigiar o humillar a la víctima.
Principales Características del Bullying
1.El agresor pretende infligir daño o miedo a la víctima.
2.El agresor ataca o intimida a la víctima mediante agresiones físicas, verbales o psicológicas.
3.La violencia hacia la víctima ocurre repetidamente y se prolonga durante cierto tiempo.
4.El agresor se percibe a sí mismo como más fuerte y poderoso que la víctima.
5.Las agresiones producen el efecto deseado por el agresor.
6.El agresor recibe generalmente el apoyo de un grupo.
7.La víctima no provoca el comportamiento agresivo.
8.La víctima se encuentra indefensa y no puede salir por sí misma de la situación.
9.Existe una relación jerárquica de dominación-sumisión entre el agresor y la víctima.
Formas de Bullying (Rodríguez, 2004)
- VERBAL: poner motes, hacer burla, ridiculizar, insultar, amenazar y humillar.
- FÍSICA: golpes, codazos, pellizcos, patadas, empujones y palizas.
- EMOCIONAL: chantaje, extorsión para conseguir algo (por ejemplo, dinero) y la creación de falsas expectativas en la víctima (por ejemplo, hacerse pasar por su amigo).
- SEXUAL: es la menos frecuente y se refiere a aquellos comportamientos que implican tocamientos en el cuerpo de la víctima sin su consentimiento, así como gestos obscenos y demandas de favores sexuales.
Características de los Agresores o Bullies
- Es frecuente que sean repetidores y de edad superior a la media de la clase.
- Su rendimiento escolar es bajo y manifiestan una actitud negativa hacia la escuela.
- Suelen ser más fuertes físicamente que sus víctimas.
- Muestran poca empatía hacia las víctimas.
- Presentan altos niveles de impulsividad.
- Sienten la necesidad de dominar a otros mediante el poder y la amenaza.
- Toleran mal las frustraciones.
- Les cuesta aceptar las normas sociales.
- Presentan una actitud hostil y desafiante con padres y profesores.
- Perciben escaso apoyo y supervisión parental.
- Informan de frecuentes conflictos familiares, de autoritarismo y hostilidad.
- No acatan las normas sociales.
- Tienen una opinión relativamente positiva de sí mismos: presentan una autoestima media o incluso alta.
- Tienen un grupo pequeño de amigos (dos o tres) que les apoyan.
- Son más populares entre sus compañeros que las víctimas.
Características de las Víctimas
Pasivas o Sumisas
- En su apariencia física suelen presentar algún tipo de hándicap (complexión débil, obesidad…).
- Su rendimiento académico es superior al de los bullies y no tiene por qué ser peor al del resto de los compañeros.
- Muestran poca asertividad, mucha timidez, inseguridad y ansiedad.
- Presentan bajos niveles de autoestima y altos de sintomatología depresiva.
- Se sienten sobreprotegidos por sus padres y con escasa independencia.
- Suelen ser ignorados o rechazados por sus compañeros en clase.
- Tienen dificultades para imponerse y ser escuchados en el grupo de compañeros.
Características de las Víctimas Provocativas o Agresivas
- Muestran hiperactividad y ansiedad.
- Presentan importantes déficits en habilidades sociales.
- No respetan las normas sociales.
- Son impulsivas e impacientes.
- Informan de un trato familiar hostil y coercitivo.
- Suelen ser rechazados por sus compañeros en clase.
FACTORES DE RIESGO DE LA VIOLENCIA INFANTO-JUVENIL
Los factores de riesgo, en general, son características (personales, familiares, escolares, laborales, sociales o culturales) cuya presencia hace que aumenta la probabilidad de que se produzca un fenómeno determinado. Los factores de riesgo de la violencia, en particular, son variables que ponen al sujeto en una posición de vulnerabilidad hacia las conductas y actitudes violentas.
Pueden ser biológicos, como el sexo y la edad; psicológicos, como los trastornos de personalidad o mentales, la carencia de habilidades sociales, la baja autoeficacia, el bajo autoconcepto, la falta de empatía, el locus de control externo, la impulsividad, la búsqueda de sensaciones nuevas; u otros, como el consumo abusivo de alcohol y drogas, y la inadaptación escolar (fracaso y abandono prematuro de la escuela). A continuación se profundiza en cada uno de ellos.
Existe una mayor proporción de chicos que presentan conducta antisocial, violenta o delictiva. Las investigaciones realizadas hace años indicaban que los niños son más agresivos que las chicas, incluso en los dos primeros años de vida, hasta el punto de que a los nueve años, más de la mitad de los niños tenían fuertes arrebatos de cólera y, sin embargo, sólo el 30% de las niñas las tenía. También se descubrieron diferencias en el modo en que ambos sexos demuestran su hostilidad. En concreto se afirmaba que es más probable que las niñas muestren su agresividad verbalmente y los niños físicamente (Serrano, 2004). Sin embargo, en las investigaciones actuales no parecen encontrarse grandes diferencias en agresividad general entre niños y niñas. Si acaso, una frecuencia ligeramente mayor, no muy marcada en chicos. Los andrógenos (hormonas sexuales masculinas), en espacial la testosterona, parecen ser los candidatos más prometedores como posibles mediadores biológicos (Rubinow y Schmidt, 1996)
2. Edad
El nivel de violencia en los adolescentes es más elevado durante la “primera adolescencia” (10 a 13 años) que durante la segunda etapa (14-17 años). Los adolescentes que experimentan la adolescencia de manera precoz son los que presentan las conductas más extremas (Cota-Robles, Neiss y Rowe, 2002).
3. Trastornos de personalidad o mentales
Hay dos tipos de trastornos que se relacionan con la conducta violenta o delictiva en menores: los trastornos de conducta y los trastornos del control de los impulsos.
Entre los trastornos de conducta se encuentran los siguientes:
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o por exceso de movimiento e impulsividad y dificultad en el control de los impulsos. Trastorno negativista desafiante: patrón de comportamiento hostil, negativista y desafiante.
Trastorno disocial: patrón repetitivo de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales propias de la edad. Entre los trastornos de control de los impulsos, cabe destacar el trastorno explosivo intermitente, que consiste en episodios aislados de dificultad para controlar los impulsos agresivos, que dan lugar a violencia o a destrucción de la propiedad.
Además, las investigaciones muestran una correlación entre la presencia de determinados problemas psicológicos –en particular, nerviosismo, preocupación excesiva, ansiedad, dificultades de concentración y conductas agresivas precoces- y un posterior comportamiento violento o delincuente (Haswkins y otros, 2000).
También hay que tener en cuenta como factores de riesgo tanto una disciplina familiar laxa como excesivamente rigurosa, cambiante o con disparidad de criterios entre los progenitores o las personas adultas que deben hacerse cargo del niño. A lo ya dicho, hay que sumar un historial familiar delictivo, o de drogodependencia en los padres, parientes adultos próximos o hermanos mayores.
Los niños víctimas de abusos sexuales o que sufran violencia física o psicológica son hechos que determinan un riesgo muy elevado a presentar conductas violentas.