2.3.2 Estimulación precoz

El niño con síndrome de Down, es diagnosticable desde el momento del nacimiento, por lo que se puede iniciar con él una estimulación precoz encaminada al desarrollo de todas sus posibilidades. Esta estimulación precoz tiene una relación directa con la familia, principal protagonista en la vida del niño antes de la edad escolar. Las reacciones de estas familias son muy diversas en un primer momento, generalizándose con demasiada frecuencia un desconocimiento total de lo que la trisomía supone. Los padres necesitarán de una amplia información acerca del síndrome y una preparación y adaptación a su nueva situación familiar. Con frecuencia, padres de niños con síndrome de Down ya mayores siguen con ideas equivocadas respecto al tema. La información/formación es primordial.

La formación de los padres precisa de un tiempo. En un primer momento es normal que, ante el choque del diagnóstico, no puedan atender a ninguna consideración educativa. Paulatinamente surgirán preguntas que necesitarán de una amplia y competente información que, sin perder de vista la realidad del niño afectado, apunte de manera constructiva hacia sus amplias posibilidades de desarrollo. No es fácil enfrentarse a la educación del niño diferente, que exige un cambio total en las expectativas de formación, ni lograr que éstas posean su justa medida. Es necesario insistir en la importancia de la formación de los padres. Asimismo, será importante la relación del resto de hermanos y en general todo el clima familiar, con sus múltiples lazos de relación.

El programa deberá contener todas las áreas de desarrollo: psicomotricidad fina y gruesa, lenguaje y comunicación, sociabilidad y autonomía personal, desarrollo afectivo y cognitivo.