Tema 3: Las clases de palabras.

2.1. DEFINICIÓN DE PALABRA. CRITERIOS PARA SU CLASIFICACIÓN.

La unidad superior inmediata al morfema es la palabra. Podemos considerarla como la unidad lingüística correspondiente al nivel léxico, caracterizada por su autonomía, por estar constituida por uno o más morfemas y por aparecer aislada en la escritura. Como denominación lingüística este término existe en cualquier lengua de cultura, se usa para designar un segmento de la cadena hablada (o un texto escrito) separable de un contexto y pronunciable aisladamente. Se trata de un constituyente de un complejo superior, el sintagma o la oración, que contiene a su vez otras unidades menores, morfemas y fonemas. No es, pues, la unidad mínima, pero sí una unidad intuitiva y empírica.

De cualquier forma, la definición de la unidad de la palabra está repleta de problemas teóricos. Desgraciadamente, las propuestas de carácter global son, si no nulas, notablemente escasas.

Considerados aisladamente los diversos criterios son objetables con relativa facilidad.

a)      El criterio más arraigado es el semántico (remontable a Aristóteles) que define la palabra como unidad mínima significativa y presenta seguidores incluso entre lingüistas contemporáneos. No cuenta, sin embargo, con que la unidad semántica no se da solo en palabras, sino también en grupos de palabras.

b)     Con el Estructuralismo llegamos al criterio de definición formal: la palabra pasa de ser la expresión de una idea a representar una secuencia de sonidos formada por uno o más morfemas, aislables por conmutación. Se otorga así mayor relieve a las posibilidades combinatorias y distribucionales de los elementos morfémicos que constituyen la palabra que al significado mismo de esta. Muchos especialistas abogan por realzar sobre todos este criterio a la hora de definir la palabra.

Dentro del criterio formal encontramos dos criterios más:

1)      Criterio funcional: basado en la función de la palabra dentro del discurso.

2)      Criterio distribucional: basado en al contexto en que aparezca la palabra.

En suma, desde el punto de vista formal la palabra es, simultáneamente, parte del constituyente de un contexto sobrepuesto, la oración, y contexto sobrepuesto a constituyentes cada vez menores, los morfemas y los fonemas.

A los criterios semánticos y formales se añaden otros complementarios.

Se define así la palabra partiendo del punto de vista fonético-fonológico, según el cual la palabra es la unidad de la cadena hablada que se emite en un solo soplo, lo que no deja de ser discutible, ya que el discurso hablado se presenta como un continuum y no siempre los cortes se corresponden con las palabras.

Supeditados al punto de vista fonético podemos considerar otros dos:

1)     El pausal, según el cual la palabra se define como segmento de oración limitado por potenciales puntos sucesivos en los cuales es posible ubicar una pausa.

2)     El acentual, según el cual, la palabra se entiende como unidad acentual, lo que obviamente no siempre resulta evidente.

Otros criterios de menor relevancia son el psicológico, que apela a la conciencia de los hablantes pero que se descarta a sí mismo por su escasa consistencia teórica; o el tipológico, que defiende que en las lenguas aislantes la palabra es, morfológicamente hablando, más estable que en las lenguas flexivas).

Desde la perspectiva gramatical actual es fundamental resaltar la capacidad funcional de la palabra: a cada palabra (entendida como forma) le corresponde una función. Desde el punto de vista formal, la palabra está dotada de morfemas y desde el punto de vista funcional desempeña un oficio en unidades superiores (el sintagma y la oración). De este modo, si entendemos el sintagma como unidad de función, se comprenderá que un estudio adecuado y completo de las palabras debe considerar necesariamente su comportamiento en el seno de los sintagmas que ubican.

 

3.2 LAS CLASES DE PALABRAS.

a) La Gramática Tradicional no ha tenido reparo en emplear el término “parte de la oración”, dada su relación filial con las gramáticas clásicas grecolatinas; las partes de la oración, fijadas desde Dionisio de Tracia en las categorías nombre, verbo, participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio, conjunción, han ido incorporando o eliminando elementos. Estas “partes de la oración” se distinguían por el momento sin problemas de los denominados “accidentes gramaticales” (género, número, etc.)

b) Con el desarrollo de la disciplina sintáctica, los criterios morfológico y semántico comienzan a ser puestos en tela de juicio, ya que ninguno tenía en cuenta un aspecto esencial de la descripción gramatical de las palabras: su papel en la constitución del enunciado (oración). Se pone en entredicho, asimismo, el término “parte de la oración”, en la medida que también serían partes de la oración las distintas unidades de análisis lingüístico (fonemas, sílabas, morfemas, sintagmas, etc.), por lo que se prefiere sustituir esta denominación por otras como la de “clases de palabras”, “categorías sintácticas”, etc. A esta nueva orientación contribuye sin duda el enfoque estructuralista, interesado fundamentalmente en la caracterización formal y funcional de la palabra. Se distingue así entre:

- categorías formales del enunciado: sintagma nominal, artículo, sustantivo, etc. (clases de palabras)

- categorías formales de la construcción: género, número… (accidentes gramaticales)

- funciones: sujeto, predicado, etc. (función sintáctica).

En suma, desde el punto de vista estructural, lo fundamental es la caracterización y clasificación de las palabras son sus posibilidades combinatorias, de modo que en lingüística estructural y distribucional, la denominación clase de palabra hace de referencia  a cualquier categoría de palabras que se defina por sus distribuciones análogas en esquemas de oraciones previamente determinados.

En la clasificación de las palabras la asociación entre categorías y funciones resulta constante en la perspectiva estructural. A tal efecto, podemos considerar como punto de partida la teoría funcionalista de Alarcos. También merece ser destacada la propuesta funcional y sintagmática de A. Mª Barrenechea.

En esencia, el funcionalismo defiende una concepción de las categorías léxicas ligadas a las funciones sintácticas oracionales que recubren. Su vinculación teórica más inmediata radica en Jespersen, Hjelsmlev y Tesnière. Tales categorías no se refieren sólo a las denominadas “partes del discurso”, sino también a unidades sintácticas más complejas que tienen en común el desempeñar una misma función sintáctica. Así, hablamos, por ejemplo, de sustantivos léxicos y sustantivos “funcionales”. En este sentido, la descripción de las distintas clases de palabras debe ir ligada a una teoría de la transposición sintáctica a fin de determinar la capacidad de transcategorizar (esto es, la capacidad funcional) de las distintas clases de palabras; ello implica explicar:

a)      Por qué ciertas secuencias complejas son capaces de funcionar como otras más simples.

b)     Los mecanismos que posibilitan este funcionamiento, que vienen dados, precisamente por la teoría de la transposición o traslación.

La clasificación de las “partes de la oración” o “clases de palabras” responde, a grandes rasgos, a dos clases de criterios:

a)      Criterios formales: apoyados en la forma. En ausencia de una forma externa o fónica que nos permita distinguir siempre las partes de la oración hay que basarse en la función. Funcional es no sólo el criterio sintáctico (papel de las palabras en la oración o frase) sino también el morfológico (accidentes o morfemas con que pueden combinarse las palabras).

b)     Criterios semánticos: que tienen en cuenta las nociones expresadas en función de su correspondencia con la realidad o el pensamiento. Es la doctrina tradicional, de base lógico-metafísica. Todo criterio no fundamentado en la forma puede encuadrarse de una u otra forma en este segundo grupo.

 

 

La Teoría de los Rangos de Jespersen representa una propuesta intermedia de carácter formal relacionada eclécticamente con la perspectiva tradicional. Este modelo organizativo tiene la ventaja, a nuestro parecer, de proponer una clasificación de la palabra de base lexemática en relación con el concepto de transposición-traslación.

Jespersen habla así de tres rangos o categorías:

1)     Sustantivo; pueden ser modificados por los adjetivos, pero no pueden modificar.

2)     Verbo, adjetivo: pueden modificar a las del primer rango y pueden ser modificadas por las del tercer rango.

3)     Adverbio: puede modificar a los otros dos rangos, pero solo puede ser modificada por las palabras de su mismo rango.

 

Su descripción puede considerarse funcional, de modo que cada categoría es estudiada en conexión con las demás, eso es, en el seno del sintagma en que se ubica; ello se justifica además porque el sintagma es la unidad mínima de función.

 

Dada la ausencia de criterios homogéneos de definición y clasificación de las palabras, junto a la Teoría de los Rangos, como hilo conductor en dicho proceso de clasificación, bastantes autores optan por conjugar simultáneamente diversos criterios: el morfológico, el funcional, el distribucional y el semántico.

 

Las palabras, que recordemos que son entidades de base morfológica, no puede hacerse, pues, desde una óptica exclusivamente formal; hay que asumir también las reglas de combinación de palabras (las conexiones sintácticas, es decir, la concordancia, la rección, la correlación), las funciones de las palabras y su significado. Morfología y sintaxis no pueden separarse como niveles estancos. Proponemos una descripción de las clases de palabras en el ámbito de una morfología sintáctica o morfosintaxis.

 

Finalmente, es absolutamente necesario asumir que cada lengua interpreta la realidad a su manera, de acuerdo con un proceso diacrónico (derivado de las lenguas anteriores y/o lenguas madres). Por tanto, las diversas lenguas no ofrecen un patrón único de categorías gramaticales, lo que explica la invalidez de los métodos exclusivamente formales. El estudio de las clases de palabras ha de hacerse para cada lengua particular: las clases de palabras sólo podrán ser caracterizadas con precisión en una lengua determinada.

 

 

3.3. ORGANIZACIÓN EXPOSITIVA EN LA DESCRIPCIÓN DE LAS CLASES DE PALABRAS.

La morfología parte de dos ejes vertebradores, el Sintagma nominal y el Sintagma verbal, sobre cuya base procederemos a la descripción de las distintas clases de palabras (ocho, si incluimos preposición y conjunción en un conjunto superior, el de los denominados elementos de relación, o nueve, si mantenemos la independencia categorial de ambas). Esencialmente, esta división obedece a la clasificación tradicional, tal como la recogen los principales gramáticos.

 

Para cada categoría estableceremos su estatuto categorial (forma), su paradigma funcional (función) y su definición (valor semántico; significación). [Analizados en los distintos apartados de los temas que representan a cada palabra.]

 


Inicio