Tema 6: El sintagma verbal
6.1: Concepto:
El sintagma verbal es la unidad funcional que tiene por núcleo un verbo. El SV debe estar formado necesariamente por un verbo, que puede ser completado por:
1. Los complementos verbales, o sintagmas nominales subordinados a dicho verbo.
2. Por elementos adverbiales.
6.2: El verbo.
La gramática tradicional definía el verbo teniendo en cuenta criterios semánticos; el verbo era considerado como “aquella parte de la oración que designa estado, acción o pasión”. Sin embargo, la constatación del hecho lingüístico no nos permite aceptar esta
La subida ciclista al monte fue seguida de una merienda
Las acciones de subir y merendar están expresadas por dos sustantivos, en tanto que el verbo aporta una significación adverbial de tiempo. Si expresáramos este enunciado de modo que coincidieran las funciones lógicas con las gramaticales resultaría:
Subieron en bicicleta al monte y después merendaron
Por tanto, no es suficiente un criterio semántico para definir el verbo. Hay que considerar aspectos formales y funcionales.
Entendemos por verbo aquella clase de palabras susceptible de tener flexión de tiempo, modo, aspecto, número y persona, y que desempeña la función de núcleo del sintagma verbal.
La relación del verbo con el sujeto es muy importante. Se suele considerar el verbo como un elemento dependiente del sujeto, quien le impone sus marcas flexivas de número y persona; es decir, el verbo es un elemento secundario.
L. Tesnière (1959), en cambio, cambia el punto de vista de esta relación; para él el verbo es el elemento principal de la oración y el sujeto es tan sólo uno de sus actantes. Ambas visiones no son contradictorias, sino que, al contrario, se complementan. Por una parte el sujeto impone al verbo sus marcas flexivas de número y persona; pero por otra, el verbo selecciona el sujeto. Por ejemplo, el verbo reflexionar no puede admitir como sujeto un sustantivo como silla. Es decir, la naturaleza semántica del verbo exige determinadas condiciones en su sujeto; en este caso concreto, el sujeto debe tener, entre otros, el rasgo + humano.
6.2.1. Paradigmas del verbo regular español.
Los verbos españoles se organizan, desde el punto de vista de la forma, en tres grandes grupos, caracterizados por tener variaciones flexivas o conjugaciones semejantes. Estas tres conjugaciones españolas se distinguen por la terminación del infinitivo: la 1.ª conjugación termina en –ar; la 2.ª conjugación en –er; y la 3.ª, en –ir, como amar, temer y partir. La diferencia formal entre estos infinitivos reside en la llamada vocal temática:
-a- para la primera conjugación,
-e- para la segunda, e -i- para la tercera.
Los inventarios de los verbos pertenecientes a las conjugaciones segunda y tercera están totalmente cerrados. En la lengua actual, la única conjugación “viva” es la primera. Todos los neologismos verbales deben tener un infinitivo terminado en –ar: formatear, informatizar, televisar, filmar, golpear, etc. En la lengua actual se emplean verbos de reciente creación, aún no admitidos por la Academia en su Diccionario, todos ellos pertenecientes a la primera conjugación, como por ejemplo, escanear o zapear. Verbos de conjugación dificultosa (balbucir, garantir) solucionan sus problemas de flexión creando unas formas pertenecientes a la primera conjugación (balbucear, garantizar) que se conjugan regularmente.
A continuación se enuncian los modelos de las conjugaciones del verbo regular español:
Primera conjugación: verbo AMAR:
PRIMERA CONJUGACIÓN. VERBO "CANTAR" |
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Formas personales |
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Modo Indicativo |
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Presente
Yo canto |
Pretérito perfecto compuesto
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Pretérito imperfecto o copretérito
Yo cantaba |
Pretérito pluscuamperfecto o antecopretérito
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Pretérito perfecto simple o pretérito
Yo canté |
Pretérito anterior o antepretérito
|
|||||
Futuro imperfecto o futuro
|
Futuro perfecto o antefuturo
|
|||||
Condicional simple o pospretérito
Yo cantaría |
Condicional compuesto o antepospretérito
|
|||||
Modo Subjuntivo |
||||||
Presente
|
Pretérito perfecto o antepresente
|
|||||
Pretérito imperfecto o pretérito
|
Pretérito pluscuamperfecto o antepretérito
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Futuro Imperfecto o futuro
Yo cantare Tú cantares Él / ella cantare Nosotros cantáremos Vosotros cantareis Ellas/ os cantaren |
|
Futuro perfecto o antefuturo
Tú hubieres cantado Él / ella hubiere cantado Nosotros hubiéremos cantado Vosotros hubiereis cantado
Ellas/ os hubieren cantado |
Modo imperativo:
canta |
cantad |
Modo infinitivo (formas no personales):
Formas simples |
Formas compuestas |
|
Infinitivo Gerundio Participio |
Cantar Cantando cantado |
Haber cantado Habiendo cantado |
Segunda conjugación: verbo TEMER:
SEGUNDA CONJUGACIÓN. VERBO "TEMER" |
||||
Formas personales |
||||
Modo Indicativo |
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Presente
Yo temo |
Pretérito perfecto compuesto |
|||
Pretérito imperfecto o copretérito
Yo temía |
Pretérito pluscuamperfecto o antepretérito
|
|||
Pretérito perfecto simple o pretérito
Yo temí |
Pretérito anterior o antepretérito
|
|||
Futuro imperfecto o futuro Yo
temeré |
Futuro perfecto o antefuturo
|
|||
Condicional simple o pospretérito |
Condicional compuesto o antepospretérito
Yo habría temido |
|||
Modo Subjuntivo |
||||
Presente
Yo tema |
Pretérito perfecto o antepresente
|
|||
Pretérito imperfecto o pretérito
|
Pretérito pluscuamperfecto o antepretérito
|
|||
Futuro imperfecto o futuro
Yo temiere Tú temieres Él / ella temiere Nosotros temiéremos Vosotros temiereis Ellas/ os temieren
|
Futuro perfecto o antefuturo
Yo hubiere temido Tú hubieres
temido Él/ ella hubiere temido Nosotros hubiéremos temido Vosotros hubiereis temido Ellas/ os hubieren temido |
|||
Modo imperativo:
Teme |
Temed |
Modo infinitivo (formas no personales):
|
Formas simples |
Formas compuestas |
Infinitivo Gerundio Participio |
Temer Temiendo temido |
Haber temido Habiendo temido |
Tercera conjugación: verbo PARTIR:
SEGUNDA CONJUGACIÓN. VERBO “PARTIR” |
||||
Formas personales |
||||
Modo Indicativo |
||||
Presente |
Pretérito perfecto
compuesto |
|||
Pretérito imperfecto o copretérito
Yo
partía |
Pretérito pluscuamperfecto o antecopretérito
|
|||
Pretérito perfecto simple o pretérito
Yo
partí |
Pretérito anterior o antepretérito
|
|||
Futuro imperfecto o futuro
Yo
partiré |
Futuro perfecto o antefuturo
|
|||
Condicional simple o pospretérito
Yo
partiría |
Condicional compuesto o antepospretérito
|
|||
Modo Subjuntivo |
||||
Presente
Yo
parta |
Pretérito perfecto o antepresente
|
|||
Pretérito imperfecto o pretérito
|
Pretérito pluscuamperfecto o antepretérito
|
|||
Futuro imperfecto o futuro
Tú partieres Él / ella partiere Nosotros partiéremos Vosotros partiereis Ellas/ os partiere |
Futuro perfecto o antefuturo
Tú hubieres partido Él / ella hubiere partido Nosotros hubiéremos partido Vosotros hubiereis partido Ellas/ os hubieren partido |
Modo imperativo:
parte |
partid |
Modo infinitivo (formas no personales):
Formas simples |
Formas compuestas |
|
Infinitivo Gerundio Participio |
Partir Partiendo partido |
Haber partido Habiendo partido |
6.2.2. Observaciones
Ante este paradigma del verbo regular español, hay que realizar las siguientes observaciones:
1. El verbo español ha conservado, en gran medida, la flexión verbal latina. El hecho de que las terminaciones verbales proporcionen informaciones gramaticales suficientes hace que sea innecesario en español el empleo del pronombre personal sujeto, a diferencia de otras lenguas, como el francés o el inglés. Es más, en español, cuando el sujeto es pronominal, éste aparece integrado en la flexión del verbo. Así, en un enunciado como:
Temes suspender
El sujeto del verbo temer es la segunda persona del singular, expresada en la flexión verbal –es, y no el pronombre personal tú, por otra parte no presente en el enunciado.
2. Un rasgo característico de la flexión verbal es el sincretismo. A diferencia de los elementos nominales, en los que los monemas vienen representados por marcas discretas y sucesivas,
gat-o-s
lex. + gén. + núm.
Los verbos aglutinan todas o varias de sus significaciones gramaticales en una sola marca. Así, por ejemplo, en una forma verbal como canto, cant- es el morfo del lexema, mientras que todos los valores morfemáticos de tiempo, modo, número y persona aparecen representados por la única marca -o. En otros casos, el sincretismo es sólo parcial. Por ejemplo, el morfo –mos es una marca que aporta la significación de primera persona del plural en cualquier forma verbal en la que aparezca: cantamos, cantábamos, cantaremos, cantemos, etc.
El sincretismo es un procedimiento por el que una lengua flexiva evita una excesiva complejidad de la flexión verbal, como supondría el hecho de que cada morfema tuviera su morfo independiente en la forma del verbo.
3. La diferencia entre las tres conjugaciones estriba en la existencia de distintos alomorfos para los mismos morfemas. La lengua expresa las mismas significaciones gramaticales por medio de los morfos –aba e –ía en formas verbales, como amaba, temía y partía; o por medio de –áis, -éis, -ís en formas como amáis, teméis, partís. Dicho de otro modo, estas formas verbales tienen los mismos morfemas, pero distintos morfos.
4. La conjugación verbal española tiene unas formas simples, heredadas, en su mayoría, de la conjugación verbal latina, y unas formas compuestas, de creación románica, formadas por el verbo auxiliar haber más el principio del verbo en cuestión.
5. En alguna ocasión se produce la coincidencia de los significantes de dos formas verbales diferentes. Es el caso, por ejemplo, de cantamos, presente y pretérito de indicativo, cantaba, primera y tercera persona del copretérito, etc. En estos casos, el contexto será el encargado de condicionar nuestra interpretación.
6. El verbo español carece de una conjugación pasiva, como tenían los verbos latino o griego. La expresión de contenidos pasivos en español no se realizará, como se hacía en aquellas lenguas, por medio de marcas flexivas en los verbos, sino por procedimientos sintagmáticos.
7. Hay una clara disimetría entre los paradigmas del modo indicativo y del modo subjuntivo, disimetría que es mayor aún si consideramos que las formas de futuro y de antefuturo del subjuntivo son formas arcaicas y obsoletas que no tienen ningún uso en el lenguaje oral ni escrito, fuera de zonas del Caribe, y tan sólo perduran en algunas frases hechas o en refranes, o en algún registro especial de la lengua, como puede ser el lenguaje jurídico.
Además, el pretérito de subjuntivo tiene dos formas flexivas diferentes, que tienen su origen en el pluscuamperfecto de indicativo (AMA(VE)RAM> amara) y en el pluscuamperfecto de subjuntivo latinos (AMA(VI)SSEM>amase).
6.2.3. Los morfemas verbales. El tiempo
Es muy grande la divergencia que existe entre los distintos tratamientos empleados por los gramáticos a la hora de enfocar los problemas derivados de los tiempos verbales. El tiempo es un morfema verbal implicado en el modo y en el aspecto, y que, con mucha frecuencia, se confunde con la realidad del mismo nombre.
El término tiempo, en efecto, encierra diversas significaciones; es necesario definir las distintas acepciones que tiene para poder comprender con claridad cuál es el valor del tiempo como morfema verbal:
1. Tiempo como realidad. Es la duración que tienen las cosas, una magnitud de carácter vectorial, que partiendo de un pasado se dirige continuamente hacia el futuro. Así, los hombre dividimos el tiempo en tres zonas diferentes:
a) El pasado: lo que ha sido. Es una región temporal, que crece día a día, y que podemos conocer; es el objeto de conocimiento de la historia.
b) El futuro: lo que todavía no es, lo por venir. Es una región temporal desconocida.
c) El presente: es el límite entre el pasado y el futuro. Es un límite, una línea en continuo movimiento en la que el futuro se convierte en pasado. En realidad no tiene duración, ya que es un límite, una magnitud que tiende a cero.
El tiempo es un a priori del conocimiento, un elemento necesario, junto con el espacio, para que el hombre pueda pensar y relacionarse. Es una magnitud medible en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, etc.
Se puede situar en el tiempo un suceso con relación al presente, momento en el que se está hablando, o con relación a otro suceso ya fechado. En el primer caso se trata de un tiempo absoluto: el pasado, el presente y el futuro lo son con respecto al presente real. En el segundo caso, en cambio, estamos ante un tiempo relativo: el pasado, el presente y el futuro lo son tan sólo en relación a otro acontecimiento previamente fijado en un tiempo real o imaginario.
2. Tiempo como concepto lingüístico. En este caso hay que hacer una primera gran distinción que, metodológicamente es de capital importancia:
a) Desde el punto de vista formal, los tiempos presente, pasado o pretérito y futuro están ligados a determinadas marcas flexivas de los verbos. Dicho de otro modo, consideraremos, desde el punto de vista de la forma, como presente aquellas formas verbales que tengan terminaciones de presente; como pretérito aquellas que tengan terminaciones de pretérito y como futuro las que tengan terminaciones de futuro. Todo ello, independientemente de la significación que aporten en los diferentes contextos en los que aparezcan. Así, consideramos que, desde el punto de vista de la forma, va es presente en cualquiera de estos enunciados:
Juan va ahora en bicicleta
María va mañana a París
Aníbal va con sus ejércitos a Roma
b) Por otro lado, hay que considerar la significación temporal que estas formas verbales pueden proporcionar en los contextos en los que aparecen. El problema que subyace en el fondo de este asunto es el de la distinción entre significado y referencia (Coseriu, 1977): el significado es el contenido que un signo posee debido a sus relaciones con los demás signos, mientras que la referencia, que depende del contexto, es la relación entre el signo y la realidad representada. Así, la forma verbal va tiene significación presente, en oposición a fue o a irá; pero, dependiendo del contexto, puede hacer referencia a un presente, a un pasado, a un futuro, etc.
Hay que tener presente, además, que los verbos proporcionan una significación temporal relativamente amplia e inconcreta; nos proyectan hacia un tiempo presente, pasado o futuro, pero sin especificar el momento concreto al que hacemos referencia. Estas señalaciones concretas del momento exacto en el tiempo son obra de los elementos adverbiales.
Nuestro avión sale mañana, a las 12 horas 45 minutos
La forma verbal sale, en este contexto, tan sólo nos indica un tiempo futuro; pero el momento exacto viene expresado, no por el verbo, sino por los elementos adverbiales mañana, a las 12 horas 45 minutos.
Los verbos son palabras de naturaleza deíctica que, como hemos visto, nos permiten establecer una serie de referencias temporales a partir de un ahora o de un punto previamente fijado en el tiempo.
3. Contenido temporal. En el establecimiento del contenido temporal de una forma verbal intervienen dos factores que hay que tener muy en cuenta:
a) En primer lugar, el momento respecto al que se sitúa el proceso verbal. Es el elemento que fija lo que es presente, pasado y futuro. J. Á. Porto lo llama punto de mira (1987a: 53).
b) En segundo lugar, la perspectiva adoptada con respecto a ese punto, que puede ser de anterioridad, de simultaneidad y de posterioridad.
Unas formas verbales, los tiempos absolutos, indicarán presente, pasado o futuro. Los tiempos relativos, en cambio, señalarán anterioridad, simultaneidad o posterioridad con respecto a los tiempos absolutos.
La necesaria diferenciación conceptual entre presente, pasado, futuro y simultaneidad, anterioridad, posterioridad nos obliga a establecer relaciones entre el tiempo y el aspecto.
8.2.4. Los morfemas verbales. El modo.
El modo es un morfema verbal, cuyo estudio ha sido también motivo de controversia entre los gramáticos. Como en el caso del tiempo, es necesaria hacer una distinción entre forma, comportamiento sintáctico y significaciones modales.
1. El modo es un morfema verbal que va ligado a unas marcas flexivas; de manera que, desde el punto de vista formal, serán indicativas las formas que tengan terminaciones de indicativo; subjuntivas las que tengan terminaciones de subjuntivo, imperativas las que tengan de imperativo, etc., independientemente de las significaciones que aporten.
2. Las diferencias modales están ligadas, de manera general, a distintos contenidos significativos:
a) El indicativo es el modo por medio del cual el hablante expresa lo objetivo, lo real, lo constatable. Aquellos enunciados en los que los verbos expresan una significación real y objetiva, por regla general, deberán llevas los verbos en indicativo:
El sol sale por el este
Veo que estudias
b) El subjuntivo es el modo de la subjetividad, de la expresión de la irrealidad o del deseo. Aquellos enunciados en los que el hablante no expresa contenidos objetivos, sino que manifiesta su subjetividad o sus deseos, o simplemente expresa algo irreal, deberán llevar el verbo en modo subjuntivo:
Si los hombres tuviéramos alas
Quiero que estudies
Tanto en el indicativo como en el subjuntivo, el modo se entiende como la expresión de la actitud del hablante frente a lo expresado por el verbo.
c) El imperativo es el modo del mandato. Por medio de él, el hablante puede emplear el lenguaje con una función apelativa. En los enunciados en los que aparece el modo imperativo, el hablante se dirige necesariamente al receptor, intentando modificar la conducta de éste por medio del lenguaje expresado en el verbo:
Haz esto inmediatamente
Aquí el modo no se entiende como actitud del hablante frente a lo expresado por el verbo, sino como un tipo de comunicación establecida entre el hablante y el oyente, es decir, el modo como modalidad.
d) El infinitivo, que engloba las formas no personales del verbo (infinitivo, gerundio y participio), es neutro respecto al contenido modal. Esto es, precisamente, lo que lo identifica como un modo especial.
3. El uso, en un determinado contexto, de una o de otra forma modal no depende solamente del valor semántico que se quiera expresar.
a) Con mucha frecuencia, el modo empleado está exigido por condicionamientos exclusivamente sintácticos; la lengua tiene unas reglas sintagmáticas que exigen la presencia de determinadas formas modales en ciertos contextos, sin tener por qué estar ligadas estas formas modales a sus significados característicos.
Por ejemplo, la expresión del futuro en las cláusulas temporales encabezadas por cuando exige que el verbo tenga flexión subjuntiva, aunque su significación sea claramente indicativa; una frase como
*Cuando saldrá el sol
es agramatical en español moderno, aunque sea una realidad objetiva el hecho de que el solo haga su aparición a una determinada hora. Es necesario decir:
Cuando salga el sol
Del mismo modo, la lengua permite que presentes de indicativo se empleen con valor de posibilidad, e incluso de irrealidad, en construcciones condicionales:
Si me toca la lotería me compro un Ferrari
b) La interrogación y la negación son elementos muy importantes que pueden condicionar la presencia de una u otra forma modal:
Creo que mañana hay clase
Creo que mañana no hay clase
pero
No creo que mañana haya clase
¿Conoces un restaurante donde se coma bien?
pero
Conoces un restaurante donde se come bien
c) De la misma manera, ciertos nexos conjuntivos (desde que, ahora que, etc.) exigen que el verbo de la oración que introducen tenga forma indicativa, mientras que otros (con tal que, para que, antes de que, etc.) exigen una forma subjuntiva:
Trabajo desde que sale el sol hasta que se pone
Ahora que soy rico tengo muchos amigos
Trabajo para que puedas estudiar
El trabajo debe estar terminado antes de que anochezca
Otros nexos, en cambio, permiten que los verbos de las oraciones que ellos introducen vayan tanto en indicativo como en subjuntivo, dependiendo de otras razones de índole sintáctica o semántica:
Aunque llueve saldremos
Aunque llueva saldremos
Siempre que venga será bien recibido
Siempre que viene es bien recibido
Cuando llegan se apoderan de todo
Cuando lleguen se apoderarán de todo
Hay que trabajar mientras hace sol
Hay que trabajar mientras haga sol
d) El modo es un morfema verbal que, en la oración compleja, puede estar regido por el verbo principal. La naturaleza léxica de determinados verbos exige que el verbo de la oración a ellos subordinada presente una determinada flexión modal. En estos casos se produce una clara unión de factores sintácticos y semánticos; es decir, los verbos que exigen que el verbo dependiente de ellos vaya en indicativo (ver, observar, decir, saber, pensar, confesar, etc.) son verbos que significan constatación, objetividad, realidad, etc., mientras que los verbos que rigen subjuntivo (querer, poder, lamentar, desear, gustar, doler, etc.) suelen significar subjetividad, irrealidad, deseo, posibilidad, etc.:
Veo que estudias
Juan confesó que su hermano había sustraído unos documentos
Quiero que vengas
Juan lamentó que su hermano hubiera sustraído unos documentos
4. Las relaciones existentes entre los morfemas de tiempo y de modo son muy profundas, ya que las diferentes formas temporales y sus distintos significados dependen del modo en el que aparezcan. El indicativo tiene un sistema temporal amplio y consistente, aunque no es un sistema rígido y permite curiosas vacilaciones. El subjuntivo, en cambio, tiene un sistema temporal inestable y movedizo. La presencia del subjuntivo ocasiona graves distorsiones en la significación temporal, que, en rigor, no debería hablarse de tiempos en el subjuntivo.
8.2.5 Los morfemas verbales. El aspecto
El aspecto es un morfema verbal ligado a elementos gramaticales. Es absolutamente independiente del lexema. La significación aspectual, por tanto, no tiene nada que ver con el significado léxico del verbo.
Llama la atención, al observar el paradigma de conjugación española, la desproporción entre las formas de presente o futuro y las formas de pretérito. ¿Por qué existen tantas formas de verbo en pasado? ¿Cuál es el rasgo distintivo en el que se apoya la oposición entre cantaba / canté / he cantado / había cantado / hube cantado? Es evidente que todas estas formas verbales tienen el mismo tiempo, modo, número y persona. El rasgo diferencial es el aspecto. Pero hay dos tipos de aspecto:
1. Un aspecto que está ligado al cambio de las terminaciones del verbo, por lo que se le puede denominar aspecto flexional. Es el aspecto que opone las formas del copretérito a las del pretérito (cantaba / canté) y las del antecopretérito a las del antepretérito (había cantado / hube cantado).
Al aspecto propio de las formas de pretérito y de antepretérito se le suele llamar aspecto perfectivo. Al aspecto de las formas de copretérito y de antecopretérito se le suele llamar aspecto imperfectivo.
2. Un aspecto que depende de la construcción de la forma verbal, por lo que se le suele denominar aspecto sintagmático. La conjugación española tiene unas formas simples, heredadas de las latinas, y unas formas compuestas, de origen románico. Es el aspecto el que opone las formas simples (Alarcos las llama no delimitadas) a las formas compuestas (o delimitadas) correspondientes: canto / he cantado; cantaba / /había cantado; canté / hube cantado; cantaré / habré cantado, etc.
Desde el punto de vista de la significación, es preciso establecer una diferenciación nítida entre los conceptos de aspecto y de modo de acción. Como ya se ha dicho, el aspecto es un morfema verbal ligado, o a la flexión o a la construcción de la forma verbal, pero en todos los casos independiente del lexema del verbo. El modo de acción (algunos gramáticos lo llaman clase de acción, modalidad de acción, o prefieren el germanismo Aktionsart), en cambio, es una propiedad del lexema, absolutamente indiferente a las variaciones flexivas o sintagmáticas.
Algunos de estos modos de acción proporcionan al verbo un tipo de significado léxico que puede establecer una relación muy estrecha con los valores aspectuales que se derivan del cambio de las marcas flexivas. Son aquellos modos de acción a los que podemos llamar puntual y durativo:
1. Tienen un modo de acción puntual aquellos verbos en los que, para que la acción se realice, es necesario que ésta llegue a su término. Son verbos que significan procesos que no admiten duración, que son puntuales, como por ejemplo, morir, matar, disparar, saltar, firmar, etc.
2. Tienen un modo de acción durativo aquellos verbos en los que no es necesario que la acción llegue a su término para que se pueda realizar, como sucede en la mayor parte de los verbos: amar, cantar, estudiar, crecer, querer, etc. Son verbos cuyo lexema supone un proceso que requiere una duración.
8.2.6 Valores de las formas del modo indicativo
A) Presente de indicativo
Pertenecen, formalmente, al presente de indicativo las formas verbales que tienen las marcas flexivas correspondientes a este tiempo.
La lengua puede expresar, por medio de estas formas, valores muy diversos, dependiendo del contexto en el que éstas aparezcan.
A continuación se enumeran los principales valores del presente de indicativo:
1. Presente actual. El presente verbal hace referencia al momento en el que se está hablando, al presente desde el punto de vista cronológico:
María estudia en este momento
Hace calor (ahora)
2. Presente habitual. Por medio del presente expresamos un proceso que suele realizarse con frecuencia o de modo habitual:
En casa comemos a las dos
En Galicia llueve mucho
3. Presente histórico. Por medio del presente queremos expresar significaciones pretéritas. Se llama así porque fue una forma usada con frecuencia por los historiadores latinos para dar más actualidad a los hechos que narraban. Para que un presente pueda interpretarse como un pretérito, es necesario que haya algún indicador lingüístico o cultural que nos remita al tiempo pasado:
Napoleón muere desterrado en la isla de Santa Elena
Fíjate lo que me pasó ayer: salgo de mi casa y me atropella una moto.
En el primer enunciado, muere se interpreta como pretérito porque sabemos que Napoleón murió en 1821. En el segundo, salgo y atropella se interpretan como pasado por la primera parte del enunciado, que condiciona nuestra interpretación.
4. Presente pro-futuro (llamado también presente prospectivo). Por medio del presente expresamos una significación futura. Para que un presente pueda interpretarse como futuro debe haber en el contexto elementos lingüísticos que condicionen esta interpretación:
Mañana voy a Barcelona
Dentro de tres años termino la carrera
5. Presente con valor imperativo. Se emplea este presente con una función apelativa. Es la modalidad lo que hace que este presente se interprete como imperativo. Así, cuando el profesor dice a sus alumnos:
Hacéis estos ejercicios y mañana los corregimos
hacéis equivale al imperativo haced, mientras que corregimos tiene valor de futuro (corregiremos). Como se trata de modificar la conducta del receptor, el presente debe estar en segunda persona para poder tener esta función apelativa:
Esta noche te quedas en casa y no sales con tus amigos
Es curioso observar que en algún caso el presente de indicativo, cuando tiene valor imperativo, puede exigir que el pronombre personal clítico, de él dependiente, vaya pospuesto, como sucede en el imperativo (vete, marchaos):
Vámonos
es una forma resultado de la unión del presente de indicativo vamos + nos (la –s final de vamos se elimina por eufonía), forma opuesta a
Nos vamos
que tendría valor no imperativo.
6. Presente gnómico (o atemporal). Cuando queremos expresar realidades que no están sujetas al paso del tiempo, tenemos que emplear la forma del presente de indicativo:
Dos y dos son cuatro
El elefante tiene colmillos y trompa
7. En las construcciones condicionales es muy frecuente que, tanto la expresión de la hipótesis como la de lo condicionado, vayan en presente de indicativo, en lugar de en sus formas verbales propias:
Si me toca la lotería me compro un Ferrari
en lugar de
Si me tocara la lotería me compraría un Ferrari
B) Pretérito y copretérito del indicativo
Ya hemos visto que la variedad de formas de pretérito se debe a la existencia del morfema de aspecto. El aspecto flexional aporta una significación de proceso terminado (aspecto perfectivo) o de proceso no terminado (aspecto imperfectivo), teniendo en cuenta que ambos aspectos marcan formas del pasado. Ésa es la diferencia significativa fundamental existente entre canté y cantaba y no la diferencia de tiempo, ya que los dos son pasado.
Cuando, en la misma oración, se emplean el copretérito y el pretérito, aquél expresa una acción que recubre la de éste:
Cuando cantó, llovía
Es importante observar la diversidad de valores significativos que pueden obtenerse combinando verbos con modo de acción puntual o durativo, con marcas flexivas aspectuales perfectivas o imperfectivas.
En efecto, vamos a tomar un verbo con modo de acción puntual, como morir, y otro como modo de acción durativo, como crecer, y vamos a ver qué manera de significar adquieren al tomar las marcas flexivas aspectuales:
1. Crecer es un verbo durativo; si lo conjugamos en copretérito, crecía, el valor aspectual de acción no terminada se suma al valor léxico durativo, proporcionando una significación de un crecimiento prolongado y dinámico. Este valor de proceso continuo y dinámico es precisamente el que, por ejemplo, Gracilazo proporciona a su verso, gracias al empleo de esta forma verbal:
A Dafne ya los brazos le crecían…
En cambio, si lo conjugamos en pretérito, creció, el valor aspectual de acción terminada pondrá fin al proceso durativo significado por el lexema. En un enunciado como
Este muchacho creció hasta los 18 años
suponemos que hubo un proceso de crecimiento (significado por el lexema) que llegó a su término (valor aportado por la flexión verbal).
2. Morir es un verbo puntual; no admite duración. Si lo conjugamos en pretérito, murió, la significación léxica se suma a la aspectual de acción terminada. El significado resultante no puede ser más momentáneo.
En cambio, si lo conjugamos en copretérito, moría, se produce un resultado significativamente aberrante: un proceso que no admite duración, que debe concluir para que la acción se realice, se nos presenta en pasado, pero no terminado. Por eso, en un enunciado como:
El enfermo se moría en una sala del hospital
lo que estamos diciendo es que el enfermo, que aún estaba vivo, se aproximaba al momento de la muerte en una sala del hospital. El único modo de solucionar la contradicción significativa indicada es proporcionando una duración al proceso por medio de modificar la significación del verbo: moría no significa que la acción del verbo se realizaba en el pasado, sino que se aproximaba el momento de la muerte.
En otros verbos del mismo modo de acción, pero que admiten que el proceso que significan se repita, la forma del copretérito suele significar acción repetida, ya que es un modo de dotar de duración a lo que no la tiene por naturaleza:
El director firmaba los documentos de 10 a 12
El cazador disparaba a todo lo que se movía
Esto mismo puede suceder con el verbo morir, si el sujeto es múltiple:
Los apestados morían por todas partes
El proceso de morir se repite, pero cada vez con un sujeto diferente. La duración del proceso se logra por medio de la repetición de éste.
Esta oposición aspectual puede neutralizarse; en este caso, será indiferente, desde el punto de vista referencial, el empleo del pretérito o del copretérito:
El 23 de abril de 1616, moría Cervantes olvidado de todos
El 23 de abril de 1616, murió Cervantes olvidado de todos
C) Formas compuestas
Las formas compuestas se oponen a las correspondientes simples por el aspecto sintagmático, pero hay que tener en cuenta que la significación aspectual delimitada, propia de las formas compuestas, viene unida a una significación de índole temporal mucho más importante: la significación de anterioridad con relación a la forma simple correspondiente.
Las formas compuestas tienen su origen en unas perífrasis de participio. Al tener el participio un valor aspectual perfectivo, dota a todas las perífrasis de las que forma parte de un valor de perfectividad, de proceso concluido; pero, precisamente por ello, inmediatamente se le asoció la significación de anterioridad (todo proceso concluido debe ser necesariamente pasado), que llegaría a ser el principal rasgo distintivo de esta oposición.
Todas las formas compuestas indican anterioridad inmediata a las formas simples. Éste es el sentido que tiene la nomenclatura acuñada por Bello para nombrar las diferentes formas verbales: antepresente, antecopretérito, antepretérito, etc., indican, precisamente, el significado de anterioridad relativa con respecto al presente, copretérito, pretérito, etc.
El hecho de que el presente sea un límite motiva que cualquier proceso anterior se sitúe en el tiempo pasado. Por eso la gramática tradicional llamaba a he cantado pretérito. Pero su auténtico valor es el de antepresente, que viene a ser lo mismo que pasado inmediato. En un enunciado como
Los guerrilleros han atacado el campamento
podemos observar que el antepresente no tiene necesariamente aspecto perfectivo. De él no se deduce que el ataque haya terminado. Lo único que se señala es que ese ataque es anterior al presente en su comienzo, pero no en su final. El que la acción termine o no no depende del aspecto del pretérito perfecto, sino del modo de acción del verbo.
Significación semejante tienen las demás formas compuestas del pretérito:
Cuando el orador hubo terminado su discurso, bajó de la tribuna
Cuando el orador hubo bajado de la tribuna, terminó su discurso
El tenor había cantado tres arias y cantaba la cuarta
En todos los casos, las formas compuestas indican anterioridad relativa al tiempo indicado por las formas simples.
El hecho de que en español el antepretérito sea una forma muy poco usada, sobre todo en el lenguaje oral, motiva que, con mucha frecuencia, sus funciones las desempeñe el antecopretérito:
El tenor había cantado tres arias y cantó la cuarta
Recogió lo que había sembrado
Nunca se diría:
El tenor, cuando hubo cantado tres arias, cantó la cuarta
Recogió lo que hubo sembrado
D) Futuro y antefuturo de indicativo
1. Desde el punto de vista de la forma, el futuro de indicativo tiene su origen en una perífrasis de infinitivo + auxiliar haber en presente de indicativo
Amar he à amaré
El primitivo valor, equivalente al de nuestra perífrasis actual he de amar, se transformó en significado de futuro.
Esta forma de futuro se suele emplear con diversos valores:
a) Futuro prospectivo. Cuando el futuro tiene valor de futuro. Se emplea para designar procesos que se van a realizar, de manera objetiva y constatable:
El sol se pondrá a las 20 horas 34 minutos
El mes que viene cumpliré 23 años
Como el futuro es la porción de tiempo que aún no ha llegado, todo lo relativo a él está envuelto en un halo de incertidumbre, por lo que, con frecuencia, adquiere valores no prospectivos, próximos a otros valores modales.
b) Futuro imperativo. Se emplea el futuro con función apelativa:
Los denunciados deberán presentarse ante el juez
El mandato expresado en futuro puede adquirir el valor de un imperativo categórico; el Decálogo, por ejemplo, está redactado en futuro:
Amarás a Dios sobre todas las cosas
No matarás
No robarás, etc.
c)Futuro de probabilidad o aproximación. Por medio de la forma del futuro de indicativo podemos expresar significaciones de probabilidad o de aproximación en el presente:
Serán las 12
María tendrá 35 o 36 años
En los dos casos el punto de referencia temporal es el presente (ahora deben ser las 12; María, en este momento, debe de rondar los 35 o los 36 años). El valor de este presente, con frecuencia, se ve ampliado, sobre todo en los procesos intemporales:
En este local cabrán cuatrocientas o quinientas personas (no sólo en este momento)
El matiz de incertidumbre que aporta este futuro en este caso hace que su significado se aproxime al del modo subjuntivo, por lo que podemos expresar estos mismos contenidos por medio de formas modales subjuntivas:
Tal vez sean las 12
María quizás tenga 35 o 36 años
En este local tal vez quepan cuatrocientas o quinientas personas
d) Futuro de concesión. Normalmente seguido de una restricción adversativa, este futuro se emplea para conceder algo que está en contradicción con la evidencia:
Tu equipo será muy bueno, pero no gana ni un partido
e)Futuro de sorpresa. Muy frecuente en el lenguaje coloquial, sirve para admirarse, normalmente con connotaciones negativas:
¡Será posible!
¡Tendrá valor para hacer eso!
¡Será sinvergüenza!
2. El antefuturo. Lógicamente, proporciona una significación de acuerdo con su naturaleza de tiempo compuesto.
a) Anterioridad con respecto al futuro:
El tenor habrá cantado tres arias y entonces recitará un poema
Llegaremos al cine y ya habrá empezado la película
b) Probabilidad o aproximación en el pasado inmediato (recuérdese que el futuro aportaba la significación de probabilidad en el presente):
El partido ya habrá terminado (probablemente ha terminado)
E) El pospretérito y el antepospretérito
1. Pospretérito o condicional (también llamado potencial). Desde el punto de vista formal, tiene su origen en una perífrasis de infinitivo, pero con el verbo auxiliar haber en forma de copretérito:
Cantar + había à cantar + hía à cantaría
Los valores que esta forma verbal tienen en la lengua española están condicionados, en gran medida, por este origen etimológico: amaré (perífrasis de presente, amar-he) es con respecto al presente lo que amaría (perífrasis de pretérito, amar-hía) es con respecto al pretérito. Estos valores son los siguientes:
a) Futuro con respecto a un tiempo pasado. Éste es el motivo por el que Bello lo denominó pospretérito. El pospretérito es, con respecto al pretérito, lo que el futuro con respecto al presente:
A Juan lo conocí en 1980. A su hermano lo conocería dos años después
b) Probabilidad o aproximación en el pasdo:
Serían las 12 cuando se produjo una explosión
En clase estaríamos 45 personas
La diferencia entre este valor y el del antefuturo es semejante a la que existe entre el pretérito y el antepresente: pasado remoto / pasado inmediato.
c)Concesión con respecto al pasado. Su comportamiento es semejante al del futuro, pero refiriéndose a un tiempo pasado:
Tu equipo sería muy bueno, pero no ganaba ni un partido
d) Valor hipotético. Por medio de esta forma verbal se suele expresar lo que se realizará en el futuro o en el presente, si se cumple previamente una condición. Por este motivo se le ha llamado condicional. Aporta un significado con cierto valor subjuntivo, indicando probabilidad o, incluso, irrealidad, cuando la condición es imposible o muy difícil de cumplir:
Los hombres volaríamos si tuviéramos alas (ahora)
Si me tocara la lotería me compraría un Ferrari (cuando se celebre el sorteo)
Como variante de este valor, se emplea a menudo esta forma verbal para expresar deseo en el presente o en el futuro:
¡Me iría más a gusto de vacaciones…! (ahora / el mes que viene)
Me encantaría aprobar el curso
e)En ciertas regiones del norte de España (Navarra, País Vasco y zonas cercanas, y en varias regiones de América –Perú, zona andina, hasta la Pampa-) es característico el uso anómalo del pospretérito en lugar del imperfecto de subjuntivo en la expresión de las condiciones:
Si me tocaría la lotería…
2. Antepospretérito o condicional compuesto. Los valores de esta forma están condicionados por su naturaleza de tiempo compuesto.
Si me hubiera tocado la lotería me habría comprado un Ferrari
Por medio del antepospretérito expresamos un proceso que se habría realizado en el pasado si, previamente, se hubiera cumplido una condición, obviamente no realizada:
¡Me habría ido más a gusto de vacaciones…!
Los valores optativos se mantienen; lo que cambia es la referencia temporal, que en este caso apunta al pasado. El valor aspectual muestra siempre un deseo frustrado, no cumplido:
Me habría encantado aprobar el curso
El valor claramente subjuntivo de estos optativos, que expresan la subjetividad del hablante, explica que estas construcciones equivalgan a otras en las que el verbo aparece en forma modal subjuntiva:
¡Me hubiera ido más a gusto de vacaciones…!
Me hubiera encantado aprobar el curso
8.2.7 Valores de las formas del modo subjuntivo
Es especialmente interesante la observación de que los valores temporales se difuminan o, incluso, llegan a desaparecer cuando surgen los valores modales subjuntivos. La significación temporal, es decir, la indicación de que un proceso se realiza en el presente, se realizó en el pasado o se va a realizar en el porvenir exige un modo por medio de cual se pueda expresar lo real. Cuando no hablamos de procesos reales, sino de deseos, de expresiones de la subjetividad o simplemente manifestamos algo irreal, la localización de esos procesos en parcelas temporales concretas de presente, pasado o futuro carece de sentido.
El tiempo, en el subjuntivo, aparece como una proyección hacia una región temporal, más o menos consistente o tenue, según el proceso cobre mayores o menores visos de convertirse en real.
La lectura de las gramáticas antiguas a menudo depara sorpresas, como puede ser el hecho de que, desde Nebrija, muchos gramáticos distingan un modo optativo frente a un modo subjuntivo. La forma ame es tanto futuro del optativo (oxalá ame), como presente del subjuntivo (como ame); amase es tanto presente del optativo (o si amasse), como pretérito del subjuntivo (como amasse), etc. Está claro que estos estudiosos de la lengua constataban que las mismas formas verbales se empleaban con valores tan diferentes que llegaron a proponer la existencia de modos distintos, primando la significación sobre la forma.
Nosotros vamos a separar los aspectos formales de los semánticos y sintácticos, aunque todos ellos serán tenidos en cuenta. No hay dos conjugaciones, una optativa y otra subjuntiva, sino tan sólo una (a la que, convencionalmente, se la ha llamado con el poco afortunado nombre de subjuntivo), aunque sus formas puedan adquirir valores muy diversos según condicionantes.
A) Presente de subjuntivo
La práctica desaparición en la lengua española del futuro del subjuntivo origina que el presente de este modo amplíe sus valores, ocupando, en parte, la parcela del tiempo extinto. Al antiguo refrán
*Donde fueres haz lo que vieres
corresponde en la lengua actual
Donde vayas haz lo que veas
Acerca del empleo del presente de subjuntivo podemos hacer las siguientes observaciones:
1. Valor de deseo o subjetividad. La forma del presente de subjuntivo se utiliza, de manera general, para expresar deseo o subjetividad en el presente o en el futuro, formando parte de un enunciado introducido por una interjección de deseo, o dependiendo, de manera expresa o no, de un verbo principal que indique deseo o subjetividad:
Ojalá me salga bien el examen
Descanse en paz
Quiero que descanse en paz
El Señor esté con vosotros
Deseo que el Señor esté con vosotros
El uso del presente de subjuntivo despende, pues, del tiempo empleado en el verbo principal (consecutio temporum): el verbo principal debe ir en presente o en futuro de indicativo:
Quiero que lo haga bien
Querré que lo haga bien
En casos como
Dios quiera que te salga bien
estamos suponiendo, aunque no esté expreso, un verbo principal en indicativo:
Deseo que Dios quiera que te salga bien
En un ejemplo como
Me gusta que toques bien el piano
podemos observar que es una realidad el hecho de que tocas bien el piano. Si aparece en forma subjuntiva es porque esta constatación es manifestación de una apreciación subjetiva:
Tocas bien el piano: me gusta que toques bien el piano
Mañana tocas el piano en un concierto; me gusta que mañana toques el piano en un concierto
El subjuntivo está regido por el verbo principal. El valor temporal de esta forma de presente es, en este caso, el mismo que el de la forma correspondiente del indicativo.
2. Valor de probabilidad. Es un significado muy próximo al que acabamos de ver; el presente de subjuntivo va introducido por un adverbio de duda o por una locución que aporte un valor semejante:
Quizás mañana llueva
Es posible que mañana llueva
3. Construcciones negativas. El presente de subjuntivo se emplea también en construcciones negativas, dependiendo exclusivamente de condicionamientos sintácticos
Veo que trabajas bastante
No veo que trabajes bastante
Creo que lo harás bien
No creo que lo hagas bien
4. Dependencia de nexos. Ciertos nexos conjuntivos (con tal que, para que, antes de que, etc.), característicos de determinado tipo de oraciones subordinadas, exigen que el verbo de la oración que introducen tenga forma subjuntiva. El que el verbo subordinado vaya en presente o en pretérito dependerá de la forma del verbo principal:
Trabajo para que puedas estudiar
El trabajo debe estar terminado antes de que anochezca
5. Dependencia del valor modal. En otros casos, la presencia del subjuntivo no dependerá tanto del nexo como del valor modal que el verbo aporte. Así, por ejemplo, en las construcciones concesivas, el verbo irá en indicativo si la objeción es real:
Aunque tengo fiebre haré el examen
mientras que irá en subjuntivo si la objeción es tan sólo una posibilidad:
Aunque tenga fiebre haré el examen
En este tipo de oraciones, se puede expresar el matiz concesivo por medio de una construcción sintagmática en la que el verbo aparece repetido en subjuntivo:
Tenga la fiebre que tenga haré el examen
Diferencia significativa semejante se puede apreciar en las construcciones modales con el nexo como:
Hazlo como sabes
Hazlo como sepas
La diferencia entre ambas construcciones estriba únicamente en el valor modal de realidad concreta y conocida, en el primer caso, frente a la significación de imprecisión e indeterminación, en el segundo.
6. Valor imperativo. Con mucha frecuencia se emplea el presente de subjuntivo con función apelativa, tanto que en las gramáticas tradicionales era común que el paradigma del imperativo se viera completado con formas del presente de subjuntivo. El hecho de que el presente de subjuntivo sea la forma verbal empleada para la expresión del mandato en el tratamiento de respeto hace que tenga ciertos matices de cortesía:
Tenga la bondad de seguirme
Rellene el cuestionario y entréguelo en el registro
Es la forma verbal correspondiente al imperativo en las construcciones negativas:
¡Estudia más! / ¡No estudies más!
¡Estudiad más! / ¡No estudiéis más!
Como ya se ha visto en el presente de indicativo, cuando el presente de subjuntivo tiene valor imperativo, con frecuencia, admite los pronombres clíticos pospuestos, como es normal en el imperativo:
Entréguelo en el registro
Vayámonos a casa
Déme un kilo de naranjas
Es vulgar la anteposición del pronombre clítico:
Me dé un kilo de naranjas
La posposición del pronombre clítico no es posible en las construcciones negativas:
No lo entregue en el registro / * No entréguelo en el registro
No nos vayamos a casa / *No vayámonos a casa
7. Valor de futuro. El futuro es una parcela de tiempo desconocida y, por tanto, envuelta en un halo de imprecisión, lo que la aproxima a los valores subjuntivos. Pero es cierto, también, que con frecuencia podemos referirnos a un tiempo futuro expresando realidades reales y constatables, objetivamente predecibles:
El mes que viene empezarán las vacaciones
Sin embargo, la lengua tiene unas reglas sintagmáticas que hacen que las construcciones futuras introducidas por cuando vayan en presente de subjuntivo:
Cuando el mes que viene empiecen las vacaciones…
Sólo sucede esto si el verbo tiene valor de futuro:
Cuando amanece me levanto
Cuando amaneció me levanté
Cuando amanezca me levantaré
La diferencia entre estas tres construcciones no es modal, sino temporal. La lengua moderna no admite una construcción como
*Cuando amanecerá me levantaré
B) Pretérito de subjuntivo
Este tiempo del subjuntivo tiene dos marcas flexivas diferentes. Aunque en muchos de sus usos ambas formas son equivalentes, esta equivalencia no es completa. En algunos casos sólo se puede emplear una de ellas y no la otra.
Los valores que en el discurso puede adquirir el pretérito de subjuntivo son distintos:
1. De manera regular tiene una significación semejante a la que tiene el presente, pero con una referencia al pasado. El presente del subjuntivo es al presente y al futuro lo que el pretérito de subjuntivo es al pasado. Es una mera cuestión de consecutio temporum. Obsérvese la diferencia significativa entre las siguientes construcciones:
Quiero que descanse en paz
Querré que lo haga bien
Tocas bien el piano; me gusta que toques bien el piano
y
Quise que descansara en paz
Quería que lo hiciera bien
Tocaste bien el piano; me gustó que tocaras bien el piano
Lo mismo podemos observar en aquellas construcciones en las que el subjuntivo aporta significados de probabilidad; compárese:
Es posible que mañana llueva
y
Era posible que al día siguiente lloviera
Una manera de significar semejante la podemos ver en las construcciones negativas:
Vi que trabajabas bastante
Creí que lo harías bien
pero
No vi que trabajaras bastante
No creí que lo hicieses bien
Igualmente en las construcciones en las que aparecen nexos que necesitan el verbo en subjuntivo:
Trabajo para que puedas estudiar
El trabajo debe estar terminado antes de que anochezca
frente a
Trabajé para que pudieras estudiar
El trabajo debía estar terminado antes de que anocheciera
De la misma manera, en las construcciones concesivas en las que la objeción no es real, sino simplemente posible:
Aunque tenga fiebre haré el examen
Tenga la fiebre que tenga se examinará
frente a
Aunque tuviera fiebre hacía el examen
Tuviera la fiebre que tuviera se examinaba
2. La desaparición del futuro de subjuntivo permite también al pretérito ampliar, en alguna ocasión, el ámbito de sus significaciones a expensas de la forma desaparecida. Esto ocurre, por ejemplo, en las construcciones condicionales introducidas por la conjunción si; la expresión de una condición presente o futura se suele hacer por medio del pretérito del subjuntivo y nunca del presente:
Si lloviera…(ahora / el mes que viene)
Si fuera posible…
pero no
* Si llueva…
* Si sea posible…
La forma del pretérito del subjuntivo se opone, en este caso, al presente de indicativo. Las diferencias son muy escasas, pero hay un matiz de posibilidad mayor cuando el verbo es presente de indicativo, frente a una indicación de improbabilidad o irrealidad cuando el verbo es subjuntivo:
Si me dejan hablar los convenzo
Si me dejaran hablar los convencería
Por eso es posible una construcción como
Si los hombres tuviéramos alas volaríamos
y no
* Si los hombres tenemos alas volamos
Obsérvese que, si el nexo condicional es otro, las formas verbales subjuntivas pueden ser diferentes:
Como me dejen hablar los convenzo
Como me dejaran hablar los convencería
3. En algunas construcciones se produce una neutralización entre el presente y el pretérito de subjuntivo. Ambas formas son permutables sin que se produzcan variaciones notables de significación gramatical:
Ojalá me toque la lotería (ahora / el sábado que viene)
Ojalá me tocara la lotería (ahora / el sábado que viene)
En ambos casos el verbo tiene significaciones de deseo en el presente o en el futuro.
Tan sólo en alguna ocasión podemos adivinar leves diferencias de matiz entre el presente, más probable, y el pretérito, casi imposible:
Ojalá pueda aprobar
Ojalá pudiera aprobar
Este valor de expresión del deseo no realizable es el que aparece en las construcciones del tipo
¡Quién pudiera…!
¡Quién escribiera como García Márquez!
en las que el presente de subjuntivo es imposible.
4. El verbo querer puede construirse en pretérito de subjuntivo con un valor equivalente al del pospretérito, con el que frecuentemente se permuta en el lenguaje, tanto escrito como oral:
Querría aprobar
Querría que me tocara la lotería
Quisiera aprobar
Quisiera que me tocara la lotería
Esta equivalencia no se produce en ningún otro verbo de valor semejante:
Me gustaría aprobar / *Me gustara aprobar
Lamentaría suspender / *Lamentara suspender
El verbo deber admite este tipo de construcciones, pero sólo en un registro culto y algo libresco:
Deberías hacerlo mejor / *Debieras hacerlo mejor
5. Debido a su origen etimológico indicativo, el pretérito de subjuntivo terminado en –ara puede, sobre todo en el lenguaje escrito, emplearse con valores de pretérito de indicativo:
Ayer vi a Kempes, el que fuera jugador del Valencia
6. Aunque las formas del imperfecto de subjuntivo, cantara y cantase, tienen valor equivalente en la mayor parte de las ocasiones, estos dos últimos empleos son exclusivos del imperfecto del subjuntivo en –ara. En estos casos no puede emplearse la forma en –ese:
*Quisiese hacer un viaje
*Ayer vi a Kempes, el que fuese jugador del Valencia
C) Antepresente de subjuntivo
Los principales valores de esta forma dependen precisamente de su naturaleza sintagmática compuesta. Los valores aspectuales de proceso concluido y los temporales de anterioridad son los rasgos que suelen oponer este tiempo al presente de subjuntivo; de manera que podemos observar que el antepresente puede aparecer en contextos semejantes a los del presente de subjuntivo, pero refiriéndose a un hecho acabado de suceder o ya terminado:
1. Para significar deseo o subjetividad
Quiero que lo haya hecho bien
¡Ojalá lo haya hecho bien!
Has tocado bien el piano; me gusta que hayas tocado bien el piano
2. Probabilidad
Es posible que haya llovido
3. Construcciones negativas
Creo que lo has hecho bien
No creo que lo hayas hecho bien
4. Construcciones concesivas
La referencia a un proceso terminado confiere a este antepresente de subjuntivo unos valores próximos a los del antepresente del indicativo:
Aunque haya tenido fiebre haré el examen
Aunque he tenido fiebre haré el examen
5. Construcciones futuras, con valor indicativo
Cuando haya llegado a Barcelona te llamaré
La diferencia entre
Cuando amanezca me levantaré
y
Cuando haya amanecido me levantaré
es meramente aspectual. En el segundo caso el proceso de amanecer debe estar concluido.
6. Es una forma que no puede aparecer en las oraciones condicionales introducidas por si, como sucedía también al presente de subjuntivo:
*Si me haya tocado la lotería…
En cambio sí que puede aparecer con el nexo como:
Como te hayan suspendido te vas a enterar
C) Antepretérito de subjuntivo
Las mismas diferencias aspectuales y temporales que oponían al presente y al antepresente oponen ahora al pretérito y al antepretérito; el antepretérito es al pretérito lo que el antepresente al presente. Los valores de este tiempo también están condicionados por su forma compuesta:
1. Deseo imposible. El valor subjuntivo, de subjetividad o deseo, sumado al aspecto, indicador de proceso concluido, proporcionan a estas formas la significación de lo que pudo ser y nunca fue:
¡Ojalá hubiese aprobado!
quiere decir que he suspendido, aunque me hubiera gustado aprobar. El valor fundamental es el de la expresión del deseo de lo imposible. En cambio, en
¡Ojalá aprobara!
la significación fundamental es la del deseo de lo posible.
Lo mismo podemos observar en estos ejemplos:
Yo quería que te hubieran elegido a ti
¡Ya me gustaría a mí que me hubiesen dado el premio!
2. Posibilidad frustrada. Un valor semejante observamos en las construcciones condicionales introducidas por si. El pretérito significaba condición en el presente y en el futuro; el antepretérito, lógicamente, indicará condición que debería haberse cumplido en el pasado, una condición que no se ha cumplido, que no es más que una posibilidad frustrada:
Si me hubiera tocado la lotería, me habría comprado un Ferrari
Si lo hubiese sabido, te habría avisado
3. Contenido optativo. El antepretérito de subjuntivo puede neutralizarse con el antepospretérito en las expresiones de contenido optativo, a diferencia de lo que ocurre con el pretérito (con la excepción de querer). De modo que
Me encantaría aprobar el curso
*Me encantara aprobar el curso
pero
Me habría encantado aprobar el curso
Me hubiera encantado aprobar el curso
Me hubiese encantado aprobar el curso
Se mantiene en estas formas el significado de lo que pudo haber sido y no fue.
D) El futuro de subjuntivo
Se trata de unas formas obsoletas que no tienen ningún uso en el lenguaje común, ni oral ni escrito. Se mantienen, tan sólo, en algún registro de lengua específico, como es el lenguaje jurídico, o en ciertos refranes o proverbios:
Donde fueres haz lo que vieres
La lengua actual suele sustituir estas formas desusadas por otras formas subjuntivas, principalmente el presente de subjuntivo:
Donde vayas haz lo que veas
8.2.8 El imperativo
A) Paradigma defectivo
El imperativo tiene un paradigma enormemente defectivo, ya que tan sólo consta de formas de la segunda persona, y no establece diferencias de tiempo, como, por ejemplo, hacía el latín. Las formas canta y cantad se distinguen de todas las demás formas verbales por ser exclusivamente imperativas.
Debe tenerse en cuenta que en la mayor parte del dominio hispánico no se emplea el plural cantad, ya que la forma de la segunda persona del plural ha sido sustituida por la tercera, propia del tratamiento de usted.
La escasez de formas imperativas y las restricciones que ciertas construcciones imponen en la utilización del imperativo son la causa de que se empleen con valor apelativo otras formas verbales (sobre todo el presente de subjuntivo, pero también el presente y el futuro de indicativo, el infinitivo, etc.). En efecto, las formas imperativas no pueden emplearse en construcciones negativas:
*No escribidnos / No nos escribáis
Además, en el tratamiento de usted, en plural, se exige la tercera persona, por lo que no se puede emplear el imperativo:
Tenga UD. la bondad de seguirme
B) Colocación de los pronombres átonos
Desde el punto de vista sintáctico se distinguen del resto de las formas del verbo finito porque exigen pronombres clíticos pospuestos:
Escríbeme
Escribidnos
Cuando el imperativo plural se combina con el pronombre clítico de la segunda persona del plural os, se produce un caso de homonimia, ya que el sintagma resultante tiene un significante coincidente con el del participio:
Marchad + os = Marchados
Para solucionar este problema, la lengua recurre a sincopar la –d final del imperativo, convertida aquí en –d- medial:
Marchaos
(El verbo ir hace idos, para evitar la forma cacofónica íos.)
El hecho de que se produzca un hiato, molesto siempre, provoca que los hablantes no cuidadosos, que son la mayoría en el lenguaje coloquial, introduzcan una –r- entre el verbo y el pronombre, resultando así, que, en vez de un imperativo, se emplea un infinitivo:
Marcharos
Sentaros
Este uso de la forma del infinitivo en lugar de la del imperativo, aunque cada vez es más frecuente, es propio del lenguaje descuidado y no es aconsejable.
C) El imperativo y la significación temporal
Aunque el imperativo no tiene morfema de tiempo, la significación apelativa exige que el proceso ordenado se haga en un tiempo posterior a la orden dada, por lo que se comprende que el imperativo no sea compatible con el tiempo pasado:
*¡Pasa ayer!
Sólo son posibles:
¡Pasa ahora!
¡Pasa mañana!
teniendo en cuenta que el presente se entenderá siempre como un futuro inmediato, puede que muy próximo al momento del mandato, pero necesariamente posterior a él.
8.2.9 Formas no personales del verbo
A) Características comunes
El infinitivo, el gerundio y el participio son formas verbales caracterizadas por carecer de morfemas de modo y de persona. No tienen ninguna significación modal, ni flexión personal alguna, pero tienen otros rasgos:
1. Aspecto. Es un morfema que diferencia estas tres formas verbales (Alarcos, siguiendo a Guillaume, habla de tiempo en potencia o de tensión temporal interna):
a) El participio tiene un aspecto perfectivo, de indicación de proceso concluido.
b) El gerundio tiene un aspecto imperfectivo o cursivo, de indicación de proceso en desarrollo.
c) El infinitivo no tiene ni un aspecto perfectivo ni imperfectivo. Tiene un valor de indicación de un proceso virtual, que aún no se está desarrollando ni, por supuesto, ha concluido.
Éste es uno de los rasgos por los que se oponen cantado-cantando-cantar, y será importantísimo a la hora de entender las diferentes significaciones que tienen las perífrasis verbales de las que estas formas nominales del verbo forman parte.
2. Valores temporales. Tanto el infinitivo como el gerundio tienen formas compuestas. La observación de sus valores significativos nos permite distinguir ciertos valores temporales. Es cierto que la lengua española no tiene, como tenía la latina, un infinitivo o un participio de presente frente a un infinitivo o un participio de pasado o de futuro. Pero también es verdad que, por medio de nuestras formas no personales, podemos expresar valores de anterioridad, simultaneidad y posterioridad.
El estudio de los valores aspectuales y temporales de estas formas deberemos hacerlo considerando conjuntamente las formas simples y las compuestas:
Infinitivo |
Gerundio |
Participio |
cantar haber cantado |
cantando habiendo cantado |
cantado |
3. Doble naturaleza. Las formas no personales, llamadas también formas nominales del verbo, verboides, formas verbales auxiliares, etc., tienen una doble naturaleza. Por una parte son formas verbales, con todo lo que ello supone desde el punto de vista sintáctico, pero también desempeñan otras funciones:
a) Los infinitivos pueden desempeñar las funciones propias del sustantivo, pudiendo, en ocasiones, tener marcas flexivas sustantivas:
El poder / los poderes
El cantar / los cantares
Los infinitivos, como sustantivos verbales, pueden desempeñar una función sustantiva y, al mismo tiempo, tener régimen verbal:
Cantar coplillas alivia las penas
OD
------------------------------
Sujeto
Como sustantivos funcionales, pueden desempeñar cualquier función sustantiva; pueden ir introducidos por actualizadores o aparecer precedidos por diversas preposiciones:
El dulce lamentar de dos pastores
Aquel ir y venir me ponía nervioso
Tenían la impresión de flotar
Están hartos de gritar
Regañé a Juan por distraerse
Esto explica que, en aquellas construcciones en las que hay locuciones que exigen la presencia de un sustantivo (como, por ejemplo, a fuerza de, de tanto, etc.), pueda aparecer un infinitivo, y no otra forma verbal:
Estoy cansado de tanto viaje
Estoy cansado de tanto viajar
A fuerza de trabajo sacó la carrera
A fuerza de trabajar sacó la carrera
b) Los gerundios pueden funcionar como un adverbio. Al igual que los adverbios, no tienen flexión, pueden tener una función terciaria:
Viene velozmente
Viene corriendo
c) Los participios son adjetivos verbales. Todos tienen flexión nominal; es decir, como los adjetivos, tienen marcas de género y número.
Pueden desempeñar funciones claramente nominales:
Era un toro colorado
Aquí colorado tiene el valor de rojo, aunque formalmente sea el participio del verbo colorar.
En otros casos sus valores son verbales, formando parte de los tiempos compuestos o de perífrasis verbales.
He trabajado mucho
Tengo escritos muchos cuentos
B) El infinitivo
A continuación se describen las principales funciones del infinitivo:
1. Sustantivo. La forma de infinitivo puede emplearse con función sustantiva, llegando a admitir flexión plural (los cantares de gesta, los poderes fácticos).
2. Oraciones de infinitivo concertado. La lengua tiene reglas sintagmáticas por las que, en determinadas ocasiones sintácticas, el verbo de la proposición subordinada debe ir, necesariamente, en forma de infinitivo. Éste es el caso, por ejemplo, de las oraciones finales o sustantivas de OD, en las que el sujeto de la oración principal es el mismo que el de la subordinada:
Trabajo para que estudies
Quiero que trabajes
pero
Trabajo para estudiar
Quiero trabajar
3. Oraciones de infinitivo no concertado. El latín tenía un tipo de construcciones característico, que en las gramáticas se suele denominar oraciones de infinitivo no concertado, caracterizado por una oración completiva que llevaba el verbo en infinitivo y el sujeto en forma acusativa. El español ha heredado, cuando el verbo principal es un verbo de percepción (oír, escuchar, ver, observar, etc.), este tipo de construcciones (Alarcos, 1978: 133-142):
Oigo llorar al niño
El español puede expresar este mismo contenido por medio de construcciones diferentes, como pueden ser:
Oigo que el niño llora
Oigo al niño que llora
pero lo que realmente interesa en este caso es observar que la oración completiva, como sucedería en latín (AUDIO PUERUM FLERE), lleva el verbo en infinitivo y el sujeto en forma acusativa (lo oigo llorar).
Algo distinto sucede cuando el verbo principal es un verbo de voluntad, como mandar, ordenar, permitir, prohibir, etc. (con la única excepción de dejar), porque, aunque una oración como
Juan prohibió jugar a sus empleados
es equivalente a
Juan prohibió que sus empleados jugaran
el sujeto del infinitivo no puede aparecer en forma acusativa:
Juan les prohibió jugar
y no
*Juan los prohibió jugar
En cambio:
Luis deja dormir a su hija
que equivale a
Luis deja que su hija duerma
puede construirse como
Luis la deja dormir
4. Valor imperativo. El infinitivo se emplea frecuentemente con valor imperativo, sobre todo con valor plural:
No fumar
Ya se ha visto que el infinitivo con valor imperativo es especialmente frecuente en la lengua coloquial, cuando significa segunda persona del plural y lleva un pronombre enclítico:
¡Poneros los abrigos y marcharos!
Se suele emplear también, en lugar del imperativo, el infinitivo precedido por la preposición a:
¡A trabajar y a callar!
5. En el lenguaje conversacional es muy frecuente el uso de los infinitivos en construcciones que expresan sorpresa o indignación y reproche:
¡Será posible, no dar ni golpe y pretender que lo aprueben!
El empleo del infinitivo compuesto supone la significación de lo que se pudo haber hecho y no se hizo:
Si realmente querías aprobar, ¡haber estudiado!
Pues haberlo dicho, para no tener ahora que lamentarte
6. Galicismo sustantivo + a + infinitivo. Un vicio que se está extendiendo, tanto en el lenguaje oral como en el escrito, es el uso del galicismo del tipo *trabajo a realizar, *frases a recordar. Sin duda estas construcciones son más económicas que las propiamente españolas trabajo que debe ser realizado o frases que se deben recordar. Pero ello no justifica su empleo. Deben, por esto, ser evitadas.
7. Perífrasis de infinitivo. La lengua española expresa frecuentemente contenidos verbales por medio de construcciones perifrásticas, formadas por un verbo cuasiauxiliar o modal más un infinitivo, precedido, a veces, por una preposición. El verbo cuasiauxiliar aporta las significaciones morfemáticas y algún matiz de modo de acción, mientras que el valor léxico central lo proporciona el infinitivo. Así, en
Esta tarde voy a trabajar
Las significaciones de número, persona, tiempo y modo residen en la forma voy y el infinitivo aporta el significado léxico (el contenido predicativo de este enunciado no es el de ir, sino el de trabajar: esta tarde trabajaré).
Los valores de estas perífrasis están condicionados por dos factores:
a) Por la significación aspectual del infinitivo que forma parte sustancial de ellas. El aspecto del infinitivo, indicador de un proceso virtual, aún no en desarrollo ni concluido, proporciona a estas perífrasis un valor de posterioridad con respecto al tiempo expresado por el verbo cuasiauxiliar. Éste es el motivo de que algunos consideren las perífrasis de infinitivo como perífrasis de futuro. Pero esto no es cierto; no expresan futuro, sino posterioridad. En una construcción como
Ayer, cuando iba a salir de casa, sonó el teléfono
el proceso de salir es posterior al momento en el que se nos sitúa el copretérito, pero no es una acción futura, sino posterior al pasado, que no es lo mismo.
b) Por la significación léxica del verbo cuasiauxiliar o modal. Así, encontramos perífrasis con estos valores:
- Frecuentativo: suelo estudiar por las tardes.
- Iterativo o reiterativo: volveré a leer el capítulo.
- Incoativo: empieza a anochecer, echó a correr, rompió a llorar, se puso a llover.
- De obligación: debo estudiar más.
- De probabilidad: debe de estar en el cine.
C) El gerundio
Los usos más frecuentes del gerundio son aquellos en los que esta forma nominal va junto a otra forma verbal, o completándola, o formando con ella un núcleo de predicación:
1. El gerundio puede emplearse con función de adverbio verbal, indicando una circunstancia del proceso expresado por un verbo principal. Por ello no admite ningún cambio flexivo:
La muchacha barría la casa cantando sin parar
Me habló marcando las palabras
Esta función del gerundio suele denominarse en muchas gramáticas predicativo verbal, dado que estos enunciados encierran una doble predicación, cuyos núcleos son las formas verbales:
La muchacha barría la casa
La muchacha cantaba sin parar
Me habló
Marcaba las palabras
El significado aspectual imperfectivo, propio del gerundio, proporciona un valor de simultaneidad con el proceso expresado por el verbo principal. Así, los anteriores enunciados tienen un valor equivalente a los siguientes:
La muchacha barría y al mismo tiempo cantaba
Cuando me habló, marcaba las palabras
Si la predicación expresada por la forma nominal es negativa, en lugar del gerundio aparece el infinitivo precedido de la preposición sin:
La muchacha barría la casa sin cantar
Me habló sin marcar las palabras
En algún caso puede significar también un proceso inmediatamente anterior o posterior al expresado por el verbo principal:
Arrancando una hoja de su cuaderno, se la entregó al comisario
Se sentó, estirando las piernas sobre un taburete
La Real Academia condena el empleo del gerundio para indicar posterioridad, consecuencia o efecto. Así, es incorrecto un enunciado como:
Sufrió un accidente, muriendo días después como consecuencia de las heridas
2. Perífrasis de gerundio. Como en el caso del infinitivo, también el gerundio puede recibir de un verbo auxiliar o cuasiauxiliar los morfemas verbales de los que carece, y constituir con él un núcleo de predicación. Son las llamadas perífrasis de gerundio. La diferencia fundamental entre este empleo del gerundio y el del predicativo verbal radica en que en las construcciones con predicativo verbal hay dos núcleos de predicación (el del verbo en forma personal y el del gerundio), mientras que en las perífrasis de gerundio sólo hay un núcleo del predicado:
Las montañas se iban viendo cada vez mejor
En este enunciado sólo hay un contenido predicativo, el verbo ir aporta los valores morfemáticos y un cierto matiz de progresión, pero el valor léxico de la perífrasis lo proporciona el gerundio. De hecho este enunciado equivale, desde el punto de vista del contenido, a este otro:
Las montañas se veían cada vez mejor
Al igual que en las de infinitivo, los valores de estas perífrasis están condicionados por estos factores:
a) El valor aspectual imperfectivo del gerundio, que proporciona a la construcción un sentido de simultaneidad con el tiempo indicado por el verbo en forma personal. Algunos gramáticos han interpretado erróneamente que éstas son, por ello, perífrasis de presente. No indican presente, sino simultaneidad:
Juan andaba trabajando en lo que podía
Juan anda trabajando en lo que puede
María venía sacando buenas notas
María viene sacando buenas notas
Es el verbo cuasiauxiliar el que aporta la significación temporal. El gerundio aporta valor de simultaneidad con el tiempo marcado por el verbo en forma personal.
b) La significación léxica del verbo cuasiauxiliar. La mayor parte de estos verbos proporciona un valor de duración al proceso expresado por la perífrasis:
Está lloviendo
Sigue lloviendo
Junto con este valor durativo, algunos verbos pueden aportar diversas significaciones, dependiendo del contexto en el que se encuentren; así, va amaneciendo tiene un sentido progresivo, sigue lloviendo lo tiene de continuidad, etc.
3. El gerundio puede también desempeñar una función secundaria cuando acompaña y completa a un SN. La Academia condena los empleos en los que el gerundio tiene valor de adjetivo especificativo, salvo cuando el sustantivo del que depende el gerundio es sujeto o complemento directo de un verbo de percepción sensible o intelectual, o de un verbo que representación. En un enunciado como:
En el río había unas mujeres lavando la ropa
lavando la ropa está completando la significación del sustantivo mujeres, y es equivalente a una construcción adjetiva, aunque bien es verdad que, desde el punto de vista semántico, el sustantivo es el agente del proceso expresado por el gerundio:
En el río había unas mujeres que lavaban la ropa
En el lenguaje administrativo es frecuente el empleo del gerundio con valor de adjetivo especificativo (a este gerundio se le suele denominar familiarmente gerundio del Boletín Oficial):
Orden regulando el funcionamiento de…
Real Decreto nombrando director general…
Este uso no tiene la aprobación de la Academia; es aconsejable, pues, utilizar las construcciones adjetivas propias:
Orden que regula el funcionamiento de…
Real Decreto que nombra director general…
4. El gerundio puede ser, también, el núcleo de construcciones absolutas:
Ayer, estando todos cenando, llamó el cartero
D) El participio
1. Valor verbal y adjetivo. El participio, como adjetivo verbal que es, puede funcionar como un elemento con valor verbal:
He corregido unos ejercicios
Llevo realizados muchos exámenes
Tengo preparados los aparejos de pescar
o como un auténtico adjetivo, desempeñando cualquier función que un adjetivo pueda cumplir: adjetivo atributivo, epíteto, predicativo, atributo, etc., y admitiendo las variaciones flexivas, derivativas y de gradación características de los adjetivos:
Me entregaron unos ejercicios corregidos
Era un profesional muy preparado
La lengua, a lo largo del tiempo, ha limitado el uso de algunas formas de participio; ciertos participios se usan en la lengua actual sólo con función nominal, y no es posible emplearlos con valor verbal. Esto sucede, sobre todo, con algunos participios etimológicos que, por ser irregulares desde el punto de vista sincrónico, han desarrollado unas formas regulares analógicas; el participio analógico, regular desde el punto de vista sincrónico, es el que se emplea con valor verbal, mientras que la forma etimológica se usa exclusivamente como adjetivo. Así, por ejemplo, el participio latino CORRECTUS es el étimo del español correcto. La lengua desarrolló una forma analógica corregido. Hoy día correcto se considera exclusivamente como un adjetivo:
Es un hombre muy correcto
Un ejercicio correcto / una respuesta correcta
pero
He corregido unos ejercicios
y no
*He correcto unos ejercicios
En otros casos, el adjetivo puede emplearse con ambas funciones, pero, cuando funciona como adjetivo, adquiere un significado diferente. Así, por ejemplo, bebido es sinónimo de borracho; leído, de cultivado; porfiado, de tozudo; callado, de discreto; mirado, de prudente; entendido, de competente; etc. No tiene el mismo valor el participio en enunciados como
En la comida hemos bebido agua sin gas
Pedro estaba un poco bebido
Hemos entendido las explicaciones
Llegó un hombre entendido en la materia
2. Perífrasis de participio. Cuando el participio tiene valor verbal, necesita la ayuda de un verbo auxiliar o cuasiauxiliar que le proporcione los valores morfemáticos verbales (de tiempo, modo, persona, aspecto –e incluso el número en las formas compuestas-) de los que carece. Son las llamadas perífrasis de participio.
El significado aspectual perfectivo, propio del participio, proporciona a estas construcciones perifrásticas un valor de anterioridad relativa con respecto al tiempo significado por el verbo auxiliar o cuasiauxiliar:
Tengo estudiados veinte temas
Llevo escritas veinte páginas
En estos enunciados, los procesos de estudiar o de escribir son anteriores al momento presente en el que nos sitúan las formas verbales tengo o llevo (se trata del mismo fenómeno que concede a las formas compuestas un significado de anterioridad relativa a las formas simples).
Las perífrasis verbales con el verbo haber se han lexicalizado totalmente, de manera que, en la actualidad, el verbo auxiliar haber aporta sólo los valores gramaticales en tanto que el participio proporciona sólo el significado léxico, constituyendo, conjuntamente, una sola palabra. A diferencia del resto de las perífrasis de participio, en los tiempos compuestos el participio no concuerda con el objeto al que se refiere, ni en género ni en número. Tan sólo es portador del valor léxico:
Tengo escritas veinte páginas
Llevo escritas veinte páginas
He escrito veinte páginas
3. Construcciones absolutas. El participio puede ser, también, el núcleo de construcciones absolutas:
Acabadas las vacaciones, regresaron a casa
8.2.10 Morfemas verbales. La persona y el número
Son los morfemas que establecen la concordancia entre el verbo y el sujeto. El verbo forma parte de un enunciado y, en él, tiene unas relaciones sintácticas con su sujeto que lo obligan a tener el mismo número y la misma persona que éste. No son, por lo tanto, unos morfemas exclusivamente verbales; el verbo los comparte con otras clases de palabras. En los casos en los que el verbo no tiene sujeto, como sucede con los verbos impersonales, el verbo se emplea en tercera persona del singular.
El morfema de número aparece siempre en asociación con el de persona; son indisociables.
La primera y la segunda persona representan a los participantes en el hecho de hablar. Por eso se diferencian de la tercera, a la que se suele llamar la “no persona”. Los únicos sujetos posibles de primera y segunda personas son los pronombres personales, mientras que tanto los pronombres personales como cualquier sustantivo o equivalente pueden desempeñar la función de sujeto de un verbo en tercera persona.
Las marcas del morfema de persona y de número se conservan en el verbo español de tal manera que no hacen necesaria la aparición expresa del sujeto. Es más, va en aumento la opinión de que el verdadero sujeto de la oración está expresado por la flexión verbal y no por el pronombre personal, que sería un elemento redundante. De ahí, precisamente, lo superfluo de su empleo y la facilidad con la que el español prescinde de él:
Estudio
Trabajamos
Viajáis
En ninguno de estos casos es necesaria la expresión pronominal del sujeto, suficientemente manifiesto en la flexión verbal. Por eso, cuando en español aparece el sujeto pronominal, suele deberse a uno de estos motivos:
1. Razones de énfasis
Esto quiero hacerlo yo
Es evidente que el pronombre personal yo no es necesario para interpretar que la primera persona es el sujeto de quiero hacerlo, ya que esta información se nos da con toda claridad en la desinencia verbal. Si aparece expresa la forma pronominal del sujeto es para subrayar la persona de que se trata, frente a otras posibles.
2. Razones gramaticales
a) En aquellos casos en los que la flexión verbal no es suficientemente clara y puede dar lugar a ambigüedades o a malas interpretaciones:
Cantaba muy bien, cuando era joven
Estando en la calle, se puso a llover
Si no ponemos el sujeto pronominal en estas construcciones, no podemos saber con certeza quién es el sujeto del que hablamos. Esta ambigüedad desaparece si decimos:
Ella cantaba muy bien, cuando era joven
Estando yo en la calle, se puso a llover
La posibilidad de que el pronombre de tercera persona se refiera a varios referentes personales es la causa de que, en muchos contextos, sea necesaria la aparición del sujeto expreso para que el enunciado sea comprensible:
*María y Juan fueron al cine. Sacó las entradas
María y Juan fueron al cine. Ella sacó las entradas
b) Cuando el sujeto es un sintagma compuesto:
Esto lo hicimos Manolo y yo
Tú, que sabes de estas cosas, lo harás bien
En estos enunciados es obligatoria la presencia de los pronombres personales sujetos, a pesar de que la flexión del verbo señala inequívocamente la persona gramatical que desempeña la función de sujeto. La ausencia de este sujeto pronominal convierte el enunciado en agramatical:
*Que sabes de estas cosas, lo harás bien
En algunos casos, las formas verbales manifiestan, con respecto al número y la persona, una falta de correspondencia entre la forma empleada y la realidad designada. Son los casos de: tratamientos, plurales de modestia, mayestático, sociativo, etc. Son fenómenos que afectan de la misma manera al pronombre que al verbo.
8.2.11 Clases de verbos
El estudio de las clases de verbos tiene un gran interés, dado que esta reflexión ayuda a comprender mejor el comportamiento sintáctico de los distintos verbos de nuestra lengua.
De hecho, los verbos españoles se pueden clasificar según diversos criterios, que deben ser considerados conjuntamente:
A) Según tengan o no significado léxico (esto tendrá consecuencias en su empleo gramatical):
Pueden ser verbos predicativos o verbos no predicativos.
1. Verbos predicativos: Son los verbos que tienen significado léxico. Constituyen, por tanto, el núcleo del predicado verbal. A esta clase pertenece la mayor parte de los verbos de la lengua.
a) Transitividad e intransitividad. Los verbos predicativos se dividen, a su vez, en dos grupos:
-Verbos transitivos.
-Verbos intransitivos.
La diferencia entre verbos transitivos y verbos intransitivos es tanto de carácter semántico como sintáctico. Se llaman transitivos aquellos verbos, incompletos desde el punto de vista de la significación, que necesitan, para poder realizar la predicación completa, el auxilio de un SN que cumple la función de OD.
Rafael hace un viaje
Si eliminamos el OD, este enunciado es inaceptable por estar incompleto:
*Rafael hace
En cambio, reciben el nombre de intransitivos aquellos verbos que contienen en sí el contenido semántico suficiente para que el predicado se considere completo; por ello no tienen la necesidad de recurrir a ningún incremento nominal.
Rafael viaja
En este enunciado, viaja tiene en sí el contenido semántico que en el enunciado anterior tenía hace un viaje.
Ahora bien, muchos verbos transitivos pueden no exigir la presencia explícita de su OD. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, desde el punto de vista lógico, la función semántica expresada por el CD está siempre presente, por ser una función inherente al proceso significado por el verbo, aunque no aparezca expresa en el enunciado. Así, por ejemplo, en una frase como:
Juan estudia por la noche
el verbo estudiar, aun siendo transitivo, no lleva expreso ningún OD; pero, desde el punto de vista lógico, sabemos que estudia algo, aunque no explicitemos de qué se trata.
Por esta razón, algunos gramáticos hablan de usos transitivos y de usos intransitivos de los verbos, según éstos lleven o no lleven OD. Así,
Juan estudia matemáticas por la noche
sería un uso transitivo del verbo estudiar, mientras que en
Juan estudia por la noche
tendríamos un uso intransitivo de este mismo verbo.
La gramática de dependencias de Tesnière ofrece una visión de este asunto, desde un punto de vista distinto. El verbo es el centro ordenador de la oración. Todos los elementos oracionales, incluido el sujeto, son actantes del verbo. Los verbos se clasifican por su capacidad de recibir actantes (según las valencias que lo caracterizan). Así, hay verbos:
-Monovalentes: exigen sólo un actante, como viajar, correr, ir, etc.
-Bivalentes: exigen dos actantes, como estudiar, comer, coser, etc.
-Trivalentes: exigen tres actantes, como dar, regalar, entregar, etc.
Los verbos impersonales (llover, nevar, etc.) se consideran avalentes, ya que no exigen ningún actante.
Se establece, así, una visión neta entre los verbos que llevan un solo actante, que coincide con el sujeto (o argumento externo), y los verbos que exigen uno o dos complementos (o argumentos internos). Los verbos intransitivos son monovalentes; los verbos transitivos que pueden no llevar el OD expreso son bivalentes, y los verbos transitivos que necesitan llevar expreso el OD son trivalentes.
b) Reflexividad / no reflexividad. Los verbos predicativos, con frecuencia, se construyen acompañados por un pronombre reflexivo. Son las construcciones reflexivas formales, que merecen un comentario detallado, por la importancia que tienen en la lengua española. El verbo español, cuando se combina con el pronombre reflexivo, puede adquirir los siguientes valores:
-Reflexivo. Es el valor originario de este tipo de construcciones: el verbo va acompañado de un pronombre reflexivo; el sujeto agente del proceso de acción, significado por el verbo, realiza y recibe esta acción:
María se peina
Cuando el sujeto es causativo o pseudoagente, también se emplea la forma reflexiva para indicar una acción que no realiza el sujeto, sino otro agente:
Me he cortado el pelo (me lo ha cortado el peluquero)
Juan se está haciendo un chalet (se lo están construyendo)
-Recíproco: El verbo debe ir en plural y tener un sujeto plural o múltiple. Significa un intercambio de acciones realizado por varios agentes:
Los boxeadores se golpean
La forma coincide totalmente con la reflexiva; será el contexto el que condicione la interpretación reflexiva o recíproca del verbo. En las construcciones recíprocas, para evitar ambigüedades, se suelen emplear indicadores de acción mutua, como pueden ser el uno al otro, mutuamente, etc. Así, un enunciado como:
Las muchachas se miran
puede significar tanto que se miran a sí mismas, por ejemplo en un espejo, como que se miran unas a otras. Si se quiere que tenga un sentido exclusivamente recíproco se puede decir:
Las muchachas se miran mutuamente
Las muchachas se miran unas a otras, etc.
En las construcciones reflexivas y recíprocas, el pronombre reflexivo desempeña una función sintáctica. Hay otras muchas en las que el pronombre reflexivo no desempeña una función sintáctica, sino que es una simple partícula que proporciona a la construcción valores diferentes.
-Dativo de interés. La lengua tiene construcciones reflexivas formales en las que el pronombre es un elemento sintáctica y semánticamente prescindible:
Los amigos se tomaron unas copas
Los amigos tomaron unas copas
Por tradición gramatical, al pronombre reflexivo de este tipo de construcciones se le suele llamar dativo de interés, porque, por medio de él, se expresa la persona en cuyo provecho se realiza la acción. Por medio de este tipo de construcciones se indica una participación más interesada del sujeto en el proceso expresado por el verbo:
Todas las tardes me doy un paseo y me veo una película
-Incoativo. La lengua tiene diversos procedimientos para significar inicio de proceso: perífrasis verbales (empieza a llover), ciertas terminaciones verbales, como –ecer (florecer = empezar a brotar las flores), etc. Uno de estos procedimientos es el empleo del verbo en forma reflexiva. Compárese:
Juan duerme plácidamente
Juan se duerme
El segundo caso indica inicio del proceso, mientras que el primero nos muestra el proceso en su desarrollo.
-Posesivo. Hay una estrecha relación entre los pronombres personales y los posesivos. Con frecuencia las construcciones reflexivas formales aportan una significación posesiva. Se trata de una de las manifestaciones de lo que se suele llamar dativo posesivo: el pronombre personal, en forma dativa, aporta la significación que correspondería a un posesivo:
María se lava la blusa (María lava su blusa)
-La forma reflexiva puede originar un cambio en el comportamiento sintáctico y semántico de los verbos, de manera que verbos transitivos se convierten en intransitivos por el mero hecho de aparecer conjugados con un pronombre reflexivo:
Juan levanta pesas / Juan se levanta a las siete
María acuesta a su hijo / María se acuesta
El pastor reunió a las ovejas / El pastor se reunió con los ganaderos
En algún caso, los verbos que significan proceso de acción (matar, lesionar, romper, etc.) pueden mudar su significado por el de un proceso de experimentación al adquirir forma reflexiva:
Juan mató un conejo / Juan se mató en el accidente
María rompió el examen / María se rompió un tobillo
No se trata de acciones reflexivas. Juan se mató sería una construcción reflexiva si tuviera el significado de Juan se suicidó, pero en este caso equivale a Juan murió en el accidente.
Algunos verbos transitivos (hallar, encontrar, poner, etc.), al conjugarse con un pronombre reflexivo pueden emplearse como verbos cuasicopulativos:
Juan se encuentra enfermo
El niño se halla enfermo
María se pone colorada
-Cambio de significado léxico. En algún caso, el verbo puede cambiar o especificar su contenido léxico al conjugarse con un pronombre reflexivo. Así, por ejemplo, acordar significa “alcanzar un acuerdo”, mientras que acordarse es sinónimo de recordar. Algo parecido ocurre con verbos como dirigir (gobernar, regir) / dirigirse (ir), negar / negarse, ocupar / ocuparse, etc. La significación de estos verbos es tan diferente que merecerían aparecer en entradas distintas en los diccionarios.
-Voz media. El español carece de una conjugación para la voz media, como tenía el griego, pero dispone de recursos para proporcionar significaciones semejantes a las que el griego ofrecía por medio el cambio de las marcas flexivas. La voz media significa que el proceso se verifica en el sujeto, o que el sujeto se ve estrechamente afectado por el proceso expresado por el verbo. Con frecuencia, estas significaciones se expresan, en español, por medio de estructuras reflexivas formales:
El asa se ha soltado
Las tejas se caen
El suelo se hunde
-Voz pasiva (pasiva refleja). El español tampoco tiene una conjugación para la voz pasiva, como la tenían el latín y el griego, pero, como en el caso anterior, dispone también de procedimientos para manifestar contenidos pasivos. Uno de ellos consiste en el empleo del verbo acompañado por un pronombre reflexivo. En estos casos, el sujeto paciente debe concordar necesariamente en número y persona con el verbo, y no aparece expreso el agente:
Se recogieron cien arrobas de naranjas (Fueron recogidas cien arrobas de naranjas)
Los exámenes se realizaron en junio (Los exámenes fueron realizados)
-Impersonal. Se entiende por impersonal aquel verbo que no tiene sujeto gramatical. En sentido estricto, sólo son impersonales los verbos de fenómenos de la naturaleza, a los que en propiedad se debería llamar unipersonales, ya que solo admiten la tercera persona del singular: llueve, nieva, truena, etc. Sin embarbo, puede ocurrir que interese ocultar el agente, o puede suceder, también, que se ignore quién es. Entonces, la lengua puede emplear diversos procedimientos para expresar este tipo de impersonalidad, de manera que, aunque el proceso expresado por el verbo exija inherentemente la función de actor, y éste coincida con el sujeto en los procesos de acción, parece como si no tuviera. Uno de los procedimientos más usuales para indicar la impersonalidad es el recurso a la construcción reflexiva formal. En este caso se requieren varias condiciones:
· El verbo no tiene sujeto gramatical alguno, ni expreso ni omitido.
· El proceso expresado por el verbo tiene un actor, aunque no sepamos quién es.
· El verbo debe ir siempre en tercera persona del singular. No debe establecer concordancia alguna con ningún SN del enunciado.
Aquí se vive muy bien
El verbo vivir exige la existencia de alguien que viva, pero ese alguien no está expreso ni omitido en el enunciado. Ningún SN puede desempeñar la función de sujeto del verbo.
Se felicitó a los ganadores (alguien, que no sabemos quién es, felicitó a los que ganaron)
-Verbos pronominales. En español hay un pequeño grupo de verbos que sólo se pueden emplear acompañados de un pronombre reflexivo: atreverse, quejarse, enterarse, arrepentirse, etc.
2. Verbos no predicativos. No tienen ningún significado léxico. Son verbos completamente gramaticalizados, por lo que no pueden ser núcleo del predicado verbal. Éstos, según su empleo gramatical, pueden ser
a)Verbos copulativos. Establecen, fundamentalmente, una relación entre dos elementos nominales: uno que desempeña la función de sujeto y otro que desempeña la de predicado. El verbo tan sólo aporta valores morfemáticos. A esta clase pertenecen verbos como ser y estar en las construcciones atributivas.
b) Verbos auxiliares. Se unen a las formas no personales del verbo para dotarlas de los valores verbales de los que carecen. Son auxiliares el verbo haber en las formas compuestas, ser y estar en las construcciones pasivas, etc.
Los verbos copulativos coinciden con los auxiliares en que ninguno de estos verbos tiene significación léxica (son no predicativos), pero divergen en el empleo gramatical que tienen.
Determinados verbos predicativos, en ciertos usos, sufren un proceso de gramaticalización que los lleva a tener valores y funciones muy semejantes a los de los verbos copulativos o auxiliares. Son los llamados verbos cuasicopulativos.
c)Verbos cuasicopulativos. Están parcialmente gramaticalizados y desempeñan funciones casi idénticas a las de los verbos copulativos. En enunciados como
María se halla enferma
Mi hermano se encuentra cansado
los verbos hallar y encontrar, que en estos contextos pierden casi todo su contenido léxico, tienen valores muy semejantes a los del verbo copulativo estar.
d) Verbos cuasiauxiliares. Están, también, parcialmente gramaticalizados, pero su función es parecida a la de los verbos auxiliares: son los verbos que, junto con un infinitivo, un gerundio o un participio, constituyen las perífrasis verbales. Como muchos de estos verbos aportan indicaciones sobre la actitud del hablante frente a lo indicado por el predicado, se los suele llamar verbos modales.
Cuando los verbos ser, estar, haber, etc. Se emplean con significado léxico y, por tanto, son el núcleo de un predicado verbal, no son verbos copulativos ni auxiliares, sino verbos predicativos. Sucede así, por ejemplo, en enunciados como
La reunión es a las seis
Juan está en París
En la biblioteca había muchos libros
B) Según el modo de acción
Hay que tener siempre presente que el modo de acción depende del valor semántico del lexema verbal. Un verbo tiene, pues, un modo de acción independientemente de la forma en la que esté flexionado.
Según el modo de acción, pues, podemos dividir los verbos en los siguientes grupos:
1. Verbos imperfectivos (Bello los llamó permanentes). Son verbos que indican procesos en los que la acción no necesita llegar a su término para que se realice: estudiar, querer, crecer, vivir, etc.
2. Verbos perfectivos (desinentes en la terminología de Bello). Son verbos que indican procesos en los que es necesario que la acción llegue a su término para que ésta se realice: morir, saltar, firmar, etc. En estos verbos la acción debe realizarse completamente; no tienen sentido si la acción no llega a su término.
Ya se ha visto la importancia que tiene esta diferenciación, en combinación con las distintas significaciones aspectuales.
Una división próxima a ésta es la que distingue entre verbos puntuales y verbos durativos.
3. Verbos puntuales. Son verbos que significan procesos momentáneos, que exigen una duración muy breve: disparar, despertar, nacer.
4. Verbos durativos. Significan procesos que necesitan un tiempo para desarrollarse: comer, estudiar, pasear, viajar, etc.
En el primer caso (verbos perfectivos / imperfectivos) interesa la necesidad o no del término de la acción. En el segundo caso (verbos puntuales / durativos) interesa la duración o no duración del proceso, como algo medible. Lógicamente, los verbos perfectivos son todos puntuales, pero no todos los verbos durativos son imperfectivos: verbos como abrir, cerrar, encuadernar, etc. suponen duración, pero el proceso no está realizado hasta su total conclusión.
Los verbos durativos se dividen, a su vez:
a)Continuos. Significan un proceso que se desarrolla de manera continuada.
b) Discontinuos. Significan un proceso que se desarrolla con interrupciones. Éstos, a su vez, se dividen en tres grupos:
-Iterativos. El proceso se realiza sólo dos veces: releer, repasar, reelaborar, etc. Las perífrasis que tienen como cuasiauxiliar el verbo volver proporcionan un valor iterativo: volvió a leer el capítulo.
-Reiterativos. El proceso se repite varias veces: pisotear, besuquear, picotear, manosear, etc.
-Frecuentativos. Indican un proceso que se realiza de manera frecuente o habitual: tutear, vosear, tartamudear, cojear, frecuentar, etc. Los verbos soler y acostumbrar se emplean como cuasiauxiliares en las perífrasis frecuentativas: suelo hacer los deberes; acostumbro a saludar a mis vecinos.
5. Verbos incoativos (también llamados ingresivos). Indican el inicio del proceso significado por el verbo. En español la terminación –ecer suele caracterizar este tipo de verbos: nacer, florecer, amanecer, palidecer, etc. Verbos como empezar y comenzar significan siempre inicio, por lo que se emplean como cuasiauxiliares en las perífrasis incoativas (empezó a cantar, comenzaba a escribir). También tienen sentido incoativo perífrasis construidas con otros verbos cuasiauxiliares, como pueden ser romper, echar, ponerse, etc. (se puso a llover, echó a correr, se puso a nevar).
La lengua puede expresar inicio de proceso por medio de la forma reflexiva (dormirse).
6. Verbos cursivos (llamados también progresivos). Indican la continuación de un proceso ya iniciado y aún no concluido: vivir, estudiar, comer, pasear, etc. Continuar, seguir, etc., son verbos siempre cursivos, por lo que se emplean, junto a un gerundio, para construir las perífrasis de continuación: sigue lloviendo, continúa estudiando. Significado semejante se obtiene con otros verbos como andar, llevar, venir, etc.: anda trabajando desde los 13 años; lo llevo pensando desde hace tiempo; lo viene haciendo desde chico.
7. Verbos terminativos. Indican el final de un proceso previamente desarrollado: llegar, terminar, acabar, alcanzar, lograr, etc. Algunos de estos verbos (junto con algún otro, como dejar) sirven de cuasiauxiliares en las perífrasis terminativas: terminó de trabajar; he acabado de escribir; dejó de crecer.
C) Según la naturaleza del proceso significado por el verbo
Esta clasificación es muy importante a la hora de estudiar las funciones semánticas de los sintagmas nominales relacionados con estos verbos. Según esto, podemos clasificar los verbos en cuatro grupos:
1. Verbos de acción. Exigen un agente que realice el proceso expresado por el verbo: cantar, escribir, caminar, etc.
2. Verbos de proceso mental. Exigen un agente personal, capaz de realizar procesos mentales: pensar, reflexionar, meditar, recordar, etc.
3. Verbos de experimentación. Exigen un experimentador y un fenómeno experimentado: doler, gustar, agradar, crecer, etc.
4. Verbos de relación. Establecen simplemente una relación entre dos elementos.
Otra clasificación de tipo semántico, empleada desde antiguo por la tradición gramatical, basada en el tipo de significado o realidad aludida por el verbo, ha sido la que distingue entre:
1. Verbos de percepción: oír, ver, sentir, oler, tocar, etc.
2. Verbos de entendimiento: pensar, saber, comprender, reflexionar, etc.
3. Verbos de lengua: decir, hablar, preguntar, etc.
4. Verbos de voluntad: mandar, ordenar, prohibir, rogar, sugerir, etc.
5. Verbos afectivos: querer, amar, odiar, temer, alegrarse, etc.
6. Otros.
D) Según su forma
Desde un punto de vista estrictamente formal, podemos distinguir entre:
1. Verbos regulares. Son los que tiene tan sólo un morfo léxico y una flexión que coincide con la de los verbos propuestos como paradigmas de las distintas conjugaciones: amar, temer y partir.
2. Verbos irregulares. Son los que no cumplen estas condiciones. Las irregularidades del verbo español están originadas por los cambios regulares producidos en la evolución del latín al romance, de manera que fenómenos que, considerados desde el punto de vista sincrónico, son manifiestamente irregulares, son diacrónicamente regulares. Por ejemplo, es perfectamente regular que la E breve tónica latina diptongue en su paso al castellano (CERTUM > cierto), por lo que formas verbales con este diptongo en sílaba tónica (acierto, aciertas, etc.) son regulares. Sería irregular que no diptongaran. Sin embargo, desde un punto de vista sincrónico, esta diptongación en algunas formas de la conjugación es una manifiesta irregularidad verbal.
Cuando se habla de irregularidades se hace referencia a las irregularidades desde el punto de vista sincrónico. Éstas son de distinta naturaleza:
a)Irregularidades que afectan al lexema. Son la inmensa mayoría. El verbo tiene, en estos casos, o varios alomorfos del mismo lexema (dorm-ir / duerm-e / durm-ió) o lexemas distintos (ir / voy / fui). Según las irregularidades que presentan, se pueden distinguir:
-Verbos con varios lexemas (llamados tradicionalmente polirrizos). Son verbos que cambian de raíz a lo largo de su conjugación. Son los que manifiestan una mayor irregularidad en todos los sentidos. Tienen una conjugación no previsible. Pertenecen a este grupo los verbos ser (soy, eres, es, somos…, era; fui; seré; etc.) e ir (voy; iba; fui; iré).
-Verbos con varios alomorfos del mismo lexema. Éstos, a su vez, se pueden agrupar según presenten:
· Irregularidades del tema de presente (afectan al presente de indicativo, al presente de subjuntivo y al imperativo):
-Verbos que diptongan la vocal acentuada del lexema: apretar / aprieto; morder / muerdo.
-Verbos que cierran la vocal del lexema: gemir / gimo.
-Verbos que añaden consonantes al lexema: venir / vengo; lucir / luzco.
· Irregularidades del tema de pretérito (afectan al pretérito de indicativo, al pretérito de subjuntivo y al arcaico futuro de subjuntivo):
-Verbos que cierran la vocal del lexema: gemir / gimió; morir / murió.
-Verbos con pretéritos fuertes (tienen el acento en el lexema en lugar de tenerlo en las marcas flexivas): tener / tuve; haber / hube; saber / supe; caber / cupe, etc.
· Irregularidades del tema de futuro (afectan al futuro y al pospretérito):
-Verbos que pierden la vocal anterior al acento (protónica interna): caber / cabrá; cabría y no *caberá, *cabería.
-Verbos que pierden fonemas vocálicos y consonánticos: hacer / haré.
-Verbos que pierden fonemas vocálicos y toman fonemas consonánticos: tener / tendré; venir / vendré.
b) Irregularidades que afectan a la flexión. Algunas de estas irregularidades van acompañadas de irregularidades en el lexema, como es el caso de los pretéritos fuertes; divergen del modelo regular tanto en la base léxica como en las marcas flexivas. Compárese, por ejemplo, temer / temí con tener / tuve.
Otras irregularidades son exclusivamente desinenciales, como en los verbos que añaden una y a la primera persona del singular del presente de indicativo: voy, doy, soy, estoy, o en el impersonal de tercera persona del singular hay.
El verbo estar tiene una flexión irregular en el presente de subjuntivo que afecta a su acentuación. Compárense:
Ame / Esté
Ames / Estés
Ame / Esté
Amemos / Estemos
Améis / Estéis
Amen / Estén
c)Irregularidades que afectan a la grafía. El tratamiento de textos por medios informáticos obliga a desarrollar lo que tradicionalmente ha sido considerado como una mera alternancia formal sin más:
-Cambios de acentuación gráfica: Guiar / guío; Acentuar / acentúo.
-Cambios de representación consonántica:
Escoger / escojo /χ/
Empezar / empecé /θ/
Acercar / acerqué /k/
En casos como oír / oye, huir / huye, no se trata de un simple cambio gráfico, sino también fonológico, de vocal /i/ a consonante /y/. Estas irregularidades afectan a la forma gráfica de la palabra.
3. Verbos defectivos. Se llaman defectivos los verbos que carecen de algunas formas flexivas. Se debe distinguir entre:
a)Verbos de fenómenos atmosféricos. Éstos, por ser impersonales (o unipersonales), sólo se conjugan en tercera persona del singular (llueve, truena, nieva, etc.); pero, empleados en sentido metafórico, tienen su flexión completa (llovían las críticas).
b) Verbos que carecen de determinadas formas flexivas:
-Algunos de estos verbos se conjugan sólo en tercera persona, como atañer (esto me atañe a mí; son cosas que le atañen a María); concernir (es un asunto que te concierne); acontecer, acaecer, etc.
-Otros carecen de tiempos perfectivos, como es el caso de soler. Se usan suelo y solía, pero no *solí o *he solido.
-Verbos en los que se emplea sólo el participio: aguerrido, despavorido, desolado, despiadado, etc.
-Verbos que tienen infinitivo, participio y algunas de las formas restantes: abolir, abolió, aboliese, pero no *abuelo ni *abolo; agredir, transgredir, aterir, compungir, etc.
Los verbos defectivos balbucir y garantir han sido sustituidos en la lengua moderna por sus derivados balbucear y garantizar, que no ofrecen problemas para ser conjugados en la totalidad de sus formas.