La chispa de todo
La historia del open access tiene poco más de una década de vida, pero podríamos decir que el año de despegue del acceso abierto es el año 2000. Anterior a ese año, el modelo de comunicación científica siempre había sido el de autor crea, editorial publica, y autor paga una suscripción a revistas para leer artículos. No obstante, el open access tiene una serie de "detonantes":
1. Los primeros en empezar:
En 1991 se crea el primer depósito de documentos disponibles en línea relacionados con la Física, Arxiv.org, que, más tarde, daría pie a la creación de los repositorios, en él los investigadores depositaban los pre-prints y consultaban los de sus compañeros. Además, en 1997 la base de datos Medline creo PubMed de manera que fuera de libre acceso, y en 2000 surge la editorial BioMed Central, editorial de revistas biomédicas de libre acceso. Poco a poco el movimiento de acceso abierto se iba haciendo un hueco en el mundo científico.
2. La financiación pública
Normalmente, y en su gran mayoría, la investigación nace de los centros de investigación y universidades, por lo tanto administraciones públicas sujetas al Estado y a los impuestos de los ciudadanos. No obstante, los autores que recibían ayudas de las entidades públicas en forma de becas, ayudas, etc. publicaban sus resultados en revistas, entidades privadas, por lo que para acceder a los resultados de estas investigaciones, los lectores, e incluso los propios autores, debían de pagar una plusvalua que se llevaba la editorial.
3. El abuso de las editoriales
Desde 1950 el precio de las revistas ha ido incrementándose notablemente, tal fue el precio en la década de los noventa, que muchas bibliotecas no podían hacerse cargo de las suscripciones. Este fenómeno se estudió, y los resultados fueron no muy agradables, el aumento del coste de las suscripciones a revistas académicas fue de un 321%, mientras que la inflación no llegó al 80% (es decir, un incremento cuatro veces superior), todo ello entre el periodo 1986-2006. Por lo que en 2001 la Public Library of Science (PLOS) mandó una carta a los editores científicos firmada por más de 30.000 investigadores de todo el mundo, en la cual solicitaban los editores que dejasen en abierto sus publicaciones pasados seis meses después de la publicación, y animaba a los investigadores a publicar en revistas de acceso abierto.
Con el cambio de siglo, se realizaron las declaraciones de Budapest (2002), Bethesda (2003) y Berlín (2003), que sentarían las bases y los conceptos del movimiento a nivel internacional.